domingo, 23 de diciembre de 2007

El círculo


Ficha técnica

• Título original: Dayereh.
• Año: 2000.
• Duración: 90 mins.
• Nacionalidad: Irán/Italia.
• Género: Drama.

Ficha artística

• Dirección, producción y montaje: Jafar Panahi.
• Guión: Kambuzia Partovi.
• Reparto: Maryiam Palvin Almani (Arezou), Nargess Mamizadeh (Nargess), Fereshteh Sadr Orfani (Pari), Monir Arab (vendedor de tickets), Fatemeh Naghavi (madre), Elham Saboktakin (enfermera), Mojgan Faramarzi (prostituta)..
• Fotografía: Bahram Badakshani.


Sinopsis

El círculo cuenta tres historias diferentes, que en verdad tienen mucho en común. Son historias de mujeres que, a fuerza de coraje, deben encontrar la manera de sortear las burocracias, injusticias y desigualdades imperantes en un sistema que las trata como si fueran enemigas.
A través de detalles cotidianos sobre las calles de Irán, la trama se va desarrollando al tiempo que cada una de las mujeres que protagonizan las tres partes de la película refleja simbólicamente un mundo social que le es trágicamente adverso.

Crítica

LA MISTERIOSA MARAVILLA DEL REALISMO
Una terrible noticia camuflada y devaluada entre otros titulares, una mujer que se suicidó después de haber acabado con la vida de sus dos hijas, movió al iraní Jafar Panahi a rodar El círculo, aunque nada hay en el argumento de la película de aquel suceso desencadenante. Lo que aquí se presentan son algunas de las posibles situaciones que llevan a un ser humano a una decisión tan desesperada como la que tomó la protagonista de la noticia. Posibles en una ciudad como Teherán y en un año como el 2001, en un contexto de absoluta represión de género y en nombre de una ley injustificable que perpetúa el despotismo religioso.
Desde el convulso rumor de un parto sobre los desnudos títulos de crédito, desde la incredulidad y la tristeza con la que se recibe el resultado de ese parto (“una niña, una niña preciosa” repite la enfermera ante la abuela cada vez más desesperada), comienza a trazarse este círculo en el que se dan la mano unas cuantas mujeres y sus circunstancias, símbolos, pero no estereotipos, de unos modos difíciles de vivir en una sociedad que les prohíbe fumar o comprar un billete de autobús sin el consentimiento de su padre o su marido.
Jafar Panahi firma así otra gran muestra de ese cine iraní que, como ya se ha dicho muchas veces, ha resucitado al neorrealismo italiano, revalidando cada uno de sus preceptos para mostrar sin exhibir una realidad nueva por oculta y adherirse así amorosa, solidariamente, a lo mostrado.
En la pantalla actual, casi monopolizada por el artificio, este cine le devuelve al tiempo y al espacio, a cada tiempo y cada espacio, su verdadera importancia.
Contra el fasto de los decorados, rueda en la calle y en las estaciones y en los hospitales; contra la discriminatoria guadaña de la elipsis, se entretiene en el detalle, porque en la vida, como quería Zavattini, todo momento es trascendente.
Contra la tiranía aristotélica de la progresión y las soluciones, renuncia a resumir una vida en una hora y media para lograr algo mucho más valioso: contagiarnos, implicarnos en los sentimientos de otros seres humanos apenas con un retazo de conversación, con una mirada o con un gesto.
Tan importante es entonces lo que sucede en primer plano como lo que está ocurriendo al fondo; no hay márgenes porque la cámara no se comporta como un privilegiado microscopio que sitúa delante de la lente lo que le conviene y desprecia el resto, sino que pasa y deja pasar por ella, recoge una vida, la sigue, la abandona y sabe que seguirá viviendo aunque ya no la enfoque. La misteriosa maravilla del realismo.

EL DIRECTOR

Jafar Panahi nació en 1960 en Mianhe, Irán. Cuenta que de niño seguía a hurtadillas a su padre al cine, pero sin que él jamás se enterara.
A los doce años escribe un guión sobre su barrio y ya mayor estudia cine en la Universidad del Cine y la Televisión de Teherán.
Trabaja más adelante en la televisión, es fotógrafo en la guerra de Irán-Irak y se inicia en el cine como ayudante de dirección en A través de los olivos de Abbas Kiarostami, quien además es guionista de su primer largometraje, El globo blanco (1995). Filme conmovedor, con dosis de suspenso, en el que centra su relato en una niñita que pierde un billete que le han dado para comprar un pez dorado el día de año nuevo.
En 1997 realiza El espejo, en el que mezcla admirable y sorpresivamente realidad y ficción y cuya cámara sigue a una chica en sus dos facetas, la que no encuentra como regresar a su casa y sufre, y la otra, la que se atreve, la pequeña actriz que se rebela contra el papel que le han asignado. Estos dos filmes componen una trilogía con la que es considerada su obra maestra, El círculo (2002). La película es una historia descarnada, humana e intensa, cuyas imágenes, en permanente recorrido por las calles de Teherán, muestran la triste condición de la mujer iraní. En todas estas cintas, iniciadas con un largo plano secuencia, pareciera que el realizador busca atrapar el tiempo.
Sus siguientes filmes son Crimson Gold (2003), la historia de un soldado que pelea en la guerra Irán-Irak, y Offside (2006), su cinta más “comercial”, inspirada en una pregunta que le hizo su hija de por qué las mujeres no pueden entrar a un estadio de fútbol. La respuesta, que desató carcajadas entre los periodistas que asistieron a la conferencia de prensa, es que los futbolistas, como se visten de “corto” y muestran las piernas, están “desnudos” para la cultura iraní.
Pese a los numerosos premios que ha recibido, entre los que se cuentan, la Palma de Oro en el Festival de Cannes, el Oso de Plata en Berlín, el León de Oro en Venecia, sus películas no son conocidas en Irán porque han sido censuradas.

1 comentario:

Juan Antonio Bermúdez dijo...

Amigos, soy Juan Antonio Bermúdez, autor de la crítica que habéis publicado sobre 'El círculo' y que salió publicada exactamente igual y con el mismo título en Cinestrenos hace unos años.
No es que yo tenga mucha ambición autorial, pero ya que la reproducís íntegra, lo suyo sería que hubieseis citado al autor y al medio en el que salió, vaya, creo yo.