jueves, 12 de junio de 2008

El retorno del vampiro

'Arrebato', la película española de culto por excelencia, se reedita con dos documentales sobre su director

11/06/2008

Iván Zulueta, director maldito y brillante en dosis iguales, no puede mantenerle la mirada mucho rato a su obra maestra Arrebato como no se puede mirar el sol con insistencia -aunque a uno le guste y aunque se proteja con las gafas oscuras que siempre lleva-.

"La habré visto sólo seis veces... me duele demasiado", confesaba hace un par de meses en el Festival de Cine de Málaga, donde recibió un premio en homenaje a su carrera.

Estrenada en 1980 y oculta durante mucho tiempo, Arrebato -y Zulueta en general- representó la verdadera modernidad en esa curda de euforia alcohólica que fue la Movida y que tan bien sintetizó Tierno Galván con la famosa arenga: "El que no esté colocado que se coloque... ¡y al loro!".

Muchos descubrieron esa joya oscura del cine español gracias a la edición que lanzó El País en su colección del cine español, pero ahora por fin se le hace justicia con un pack que incluye, además del filme, dos documentales sobre su figura, entre otros materiales.

Cartelista

Todo ello se presenta mañana en las oficinas de la SGAE, con la presencia de protagonistas como Eusebio Poncela y Marta Fernández Muro. Allí se podrá ver también una selección de la obra de Zulueta como cartelista.

Nacido en San Sebastián, Zulueta frecuentó en Nueva York los círculos del pop-art, dirigió el innovador programa de música Último Grito en los sesenta y, un año después del polémico triunfo de Massiel en Eurovisión en 1968, estrenó una sátira psicodélica y colorista del concurso que llevó por título 1,2,3 al escondite inglés.

Su corona como director de culto le llegaría más tarde con Arrebato, que estrenó con más pena que gloria en el arranque de los 80. Una película que lo colmó de felicidad, lo vació emocionalmente y lo arrojó a una espiral de adicción a la heroína de la que no le sería fácil salir. Aquel mágico rodaje en la finca La Mata, propiedad de Jaime Chávarri, se disparó a dos semanas y a un presupuesto de 14 millones de pesetas.

Tras realizar su obra maestra, Iván Zulueta atraviesa una etapa de serios problemas con la heroína a lo largo de la década de los ochenta, lo cual lo sume en una inactividad creativa (nótese que a diferencia de los protagonistas de Arrebato, el vampiro de la droga en su caso vence al del cine). Estas circunstancias lo hacen abandonar su proyecto de largometraje Dos y dos son cuatro y regresar a su San Sebastián natal donde realiza esporádicos carteles y compulsivas fotografías polaroid.

Cine y vampirismo

La película se centra en las inquietudes y miedos de un director de cine de serie B en crisis, interpretado por Eusebio Poncela. Incapaz de crear algo nuevo y en proceso de ruptura con su novia (Cecilia Roth), se deja seducir por un enigmático postadolescente (Will More) que filma su realidad en Super 8. Con la heroína pendiendo sobre sus vidas como una espada, los personajes intentan salir hacia delante con sus obsesiones.

La peli fue tan dolorosa para el director de Arrebato, como para el personaje del director que sale en el filme. Aunque no abandonó su faceta como ilustrador (creó muchos pósters para Almodóvar), se retiró en silencio a San Sebastián.

En la película, More le pregunta a Poncela cuánto puede mirar algo que le fascina, como un álbum de cromos. No se sabe si Zulueta podrá ver Arrebato de nuevo con esta reedición. De momento se dice que podría volver a rodar.

Texto de Andrés Duque, director del documental Iván Z, sobre Iván Zulueta.
*En la imagen, Iván Zulueta, durante el rodaje de Arrebato.

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