Ficha técnica
• Título original: Thank you for smoking.
• Año: 2006.
• Duración: 92 mins.
• Nacionalidad: EE.UU.
• Género: Comedia.
• Título original: Thank you for smoking.
• Año: 2006.
• Duración: 92 mins.
• Nacionalidad: EE.UU.
• Género: Comedia.
Ficha artística
• Director: Jason Reitman.
• Guión: Jason Reitman; basado en la novela de
Christopher Buckley.
• Reparto: Aaron Eckhart (Nick Naylor), Maria Bello
(Polly Bailey), Cameron Bright (Joey Naylor),
Adam Brody (Jack Bein), Sam Elliott (Lorne Lutch),
Katie Holmes (Heather Holloway), David Koechner
(Bobby Jay Bliss), Rob Lowe (Jeff Megall), William
H. Macy (Senador Finistirre), J.K. Simmons (B.R.),
Robert Duvall (Doak Boykin).
• Música: Rolfe Kent.
• Producción: David O. Sacks.
• Fotografía: James Whitaker.
• Montaje: Dana E. Glauberman.
• Director: Jason Reitman.
• Guión: Jason Reitman; basado en la novela de
Christopher Buckley.
• Reparto: Aaron Eckhart (Nick Naylor), Maria Bello
(Polly Bailey), Cameron Bright (Joey Naylor),
Adam Brody (Jack Bein), Sam Elliott (Lorne Lutch),
Katie Holmes (Heather Holloway), David Koechner
(Bobby Jay Bliss), Rob Lowe (Jeff Megall), William
H. Macy (Senador Finistirre), J.K. Simmons (B.R.),
Robert Duvall (Doak Boykin).
• Música: Rolfe Kent.
• Producción: David O. Sacks.
• Fotografía: James Whitaker.
• Montaje: Dana E. Glauberman.
Sinopsis
El héroe de Gracias por fumar es Nick Naylor (Aaron
Eckhart), portavoz jefe de las grandes tabaqueras,
que se gana la vida defendiendo los derechos de
los fumadores y los fabricantes de tabaco en la cultura
neopuritana tan en boga hoy en día.
Enfrentándose a los fanáticos de la salud
que desean prohibir el tabaco y a un oportunista
senador (William H. Macy) que pretende poner etiquetas
con la palabra veneno en las cajetillas de cigarrillos,
Nick emprende una ofensiva de relaciones
públicas, refutando los peligros de los cigarrillos en
programas de televisión y contratando a un agente
en Hollywood (Rob Lowe) para que
promueva el hábito de fumar en las
películas. La nueva notoriedad
de Nick llama la atención tanto del
mandamás de la industria tabaquera
(Robert Duvall) como de una reportera
de investigación de un influyente
diario (Katie Holmes).
Nick dice que sólo está haciendo
lo que debe para pagar la
hipoteca, pero la creciente conciencia
de su hijo (Cameron Bright) y una amenaza de
muerte muy real podrían obligarle a ver las cosas
de forma diferente.
El héroe de Gracias por fumar es Nick Naylor (Aaron
Eckhart), portavoz jefe de las grandes tabaqueras,
que se gana la vida defendiendo los derechos de
los fumadores y los fabricantes de tabaco en la cultura
neopuritana tan en boga hoy en día.
Enfrentándose a los fanáticos de la salud
que desean prohibir el tabaco y a un oportunista
senador (William H. Macy) que pretende poner etiquetas
con la palabra veneno en las cajetillas de cigarrillos,
Nick emprende una ofensiva de relaciones
públicas, refutando los peligros de los cigarrillos en
programas de televisión y contratando a un agente
en Hollywood (Rob Lowe) para que
promueva el hábito de fumar en las
películas. La nueva notoriedad
de Nick llama la atención tanto del
mandamás de la industria tabaquera
(Robert Duvall) como de una reportera
de investigación de un influyente
diario (Katie Holmes).
Nick dice que sólo está haciendo
lo que debe para pagar la
hipoteca, pero la creciente conciencia
de su hijo (Cameron Bright) y una amenaza de
muerte muy real podrían obligarle a ver las cosas
de forma diferente.
Crítica
DIVERTIDAS LECCIONES DE PERSUASIÓN
Dicen que Jason Reitman ha heredado en su ópera
prima el aroma de los viejos clásicos. Mientras su
padre se pasa de ultramoderno con Mi super ex-novia,
dicen que este retoño ha recogido la siembra
de Frank Capra en Gracias por fumar. Yo no lo creo
así. Capra era un experto en firmar maravillosos
cuentos moralizantes que sólo él conseguía hacernos
tragar. Detrás de sus personajes arquetípicos
solía esconderse una vitalidad rota y un mensaje
más que pesimista. Gracias por fumar es todo lo
contrario: detrás de sus personajes cínicos y su cubierta
polémica palpitan los buenos sentimientos
y un humor simpático que convierten una historia
sobre héroes amorales en una fábula cercana.
El Caballero sin espada del propio Capra afirmó
que todo ciudadano tiene derecho a defender sus
ideas y a ser escuchado. James
Stewart hacía uso de dicha tesis
para enfrentarse a las malvadas
ideas de Edward Arnold; pero, ¿por
qué no va a utilizar el villano ese
mismo derecho? El protagonista
de Gracias por fumar, interpretado
por un eléctrico Aarzn Eckhart, se
inspira en el personaje de Stewart
para proclamar sus principios contrarios
a las maneras de lo políticamente
correcto. Todo tiene un doble filo y este
representante de los estudios tabacaleros, Nick
Naylor, se aprovecha de la ambigüedad de cada
término para dar la
vuelta a la situación y
a las mismas ideas del
espectador.
Reitman acierta
al conjugar en su
guión enlazado y carente
de baches argumentales
o sentimentales
unos testimonios de cuestionable ética con
los procedimientos que el protagonista sigue para
presentárnoslos. En este sentido, resulta fundamental
la presencia del hijo (Cameron Bright) que,
en cualquier otra producción de intenciones parecidas,
se habría convertido en el niño repelente
que obliga al padre a redimirse para darle un buen
ejemplo. Desde el principio el largometraje sitúa al
espectador en el punto de vista de Nick Naylor, y
sabe de sobra que, paradójicamente, su mal ejemplo
va a resultar mucho más instructivo que una
cinta de preceptos blandos y éticos.
Algunos personajes considerados basura
social, como los representantes de todo producto
polémico, sea el tabaco, el alcohol o las armas, vocalizan
sin tapujos unas ideas que para la mayoría
resultan más que escandalosas. Reitman asume un
riesgo considerable al pegar bofetadas sin compasión
a los pilares del país y la industria sobre los que
quiere trabajar, pero enseguida averiguamos que él
no se pronuncia a favor de ningún material nocivo.
Sembrar una polémica sana en estos tiempos
de conformismo y maniqueísmo es una premisa
que se recibe con agrado y, si se acompaña
de una ironía punzante y equitativa para con
todos, con muchas más risas.
Las carcajadas que provoca Gracias por fumar no
se basan en las personas que circulan por la pantalla,
sino en nuestra propia ridiculez y en la debilidad de
los esquemas morales que defendemos para pasar
desapercibidos. Reitman no escatima en sabrosos
detalles para escarbar un sarcasmo visual
en cada una de las escenas: la hipocresía de unos
políticos que dicen defender los intereses de su estado
en forma de queso al que pegar un buen mordisco
o las compañías gigantes que se bautizan ‘EGO’, los
restaurantes que sirven pasteles coronados.
Mientras en Estados Unidos se rinde culto a
los nuevos héroes, al bombero y al piloto, Reitman
rescata del vertedero al paria que, con motivos o
no, provoca vergüenza ajena entre tan ejemplares
ciudadanos. Plantear en el país de Bush un debate
sobre responsabilidades resulta mucho más difícil
que aquí. ¿Tienen las tabacaleras toda la culpa por
los males que aquejan a los fumadores o son éstos
los culpables al engancharse en plena lucidez a un
vicio nocivo? En todo caso Gracias por fumar se
ahorra posturas incómodas e insatisfactorias y
prefiere abogar por la crítica feroz que permita
reflexionar a todos los implicados.
Aunque hipócritas somos todos, el gobierno
que menos se salvaría de la quema es el norteamericano.
Por esa razón, Gracias por fumar dirige
un mayor número de dardos al contexto de la
historia, exagerando cada uno de los recursos
visuales que hemos contemplado hasta la
saciedad en el cine de Hollywood, desde el letrero
hasta el ralentí, pasando por las atmósferas
humeantes que Reitman defiende a base de divertidas
referencias cinéfilas y recogiendo la controvertida
propuesta de eliminar cualquier rastro de
tabaco en las películas.
Unos gobernantes y cabezas pensantes que
pretenden esgrimir la jolly roger, la bandera pirata,
para defender sus valores contrarios a la libertad,
a la libertad también de que el villano, el señor
Potter, proponga sus argumentos con toda lógica.
A James Stewart nunca se le hubiera ocurrido disfrazarse
de corsario para abordar el congreso. Pero
en la realidad no triunfa Stewart, sino Naylor. Una
línea de diálogo de la cinta nos da la síntesis: “Eso
es asqueroso. Es americano”. (Por Almudena Muñoz
Pérez).
vuelta a la situación y
a las mismas ideas del
espectador.
Reitman acierta
al conjugar en su
guión enlazado y carente
de baches argumentales
o sentimentales
unos testimonios de cuestionable ética con
los procedimientos que el protagonista sigue para
presentárnoslos. En este sentido, resulta fundamental
la presencia del hijo (Cameron Bright) que,
en cualquier otra producción de intenciones parecidas,
se habría convertido en el niño repelente
que obliga al padre a redimirse para darle un buen
ejemplo. Desde el principio el largometraje sitúa al
espectador en el punto de vista de Nick Naylor, y
sabe de sobra que, paradójicamente, su mal ejemplo
va a resultar mucho más instructivo que una
cinta de preceptos blandos y éticos.
Algunos personajes considerados basura
social, como los representantes de todo producto
polémico, sea el tabaco, el alcohol o las armas, vocalizan
sin tapujos unas ideas que para la mayoría
resultan más que escandalosas. Reitman asume un
riesgo considerable al pegar bofetadas sin compasión
a los pilares del país y la industria sobre los que
quiere trabajar, pero enseguida averiguamos que él
no se pronuncia a favor de ningún material nocivo.
Sembrar una polémica sana en estos tiempos
de conformismo y maniqueísmo es una premisa
que se recibe con agrado y, si se acompaña
de una ironía punzante y equitativa para con
todos, con muchas más risas.
Las carcajadas que provoca Gracias por fumar no
se basan en las personas que circulan por la pantalla,
sino en nuestra propia ridiculez y en la debilidad de
los esquemas morales que defendemos para pasar
desapercibidos. Reitman no escatima en sabrosos
detalles para escarbar un sarcasmo visual
en cada una de las escenas: la hipocresía de unos
políticos que dicen defender los intereses de su estado
en forma de queso al que pegar un buen mordisco
o las compañías gigantes que se bautizan ‘EGO’, los
restaurantes que sirven pasteles coronados.
Mientras en Estados Unidos se rinde culto a
los nuevos héroes, al bombero y al piloto, Reitman
rescata del vertedero al paria que, con motivos o
no, provoca vergüenza ajena entre tan ejemplares
ciudadanos. Plantear en el país de Bush un debate
sobre responsabilidades resulta mucho más difícil
que aquí. ¿Tienen las tabacaleras toda la culpa por
los males que aquejan a los fumadores o son éstos
los culpables al engancharse en plena lucidez a un
vicio nocivo? En todo caso Gracias por fumar se
ahorra posturas incómodas e insatisfactorias y
prefiere abogar por la crítica feroz que permita
reflexionar a todos los implicados.
Aunque hipócritas somos todos, el gobierno
que menos se salvaría de la quema es el norteamericano.
Por esa razón, Gracias por fumar dirige
un mayor número de dardos al contexto de la
historia, exagerando cada uno de los recursos
visuales que hemos contemplado hasta la
saciedad en el cine de Hollywood, desde el letrero
hasta el ralentí, pasando por las atmósferas
humeantes que Reitman defiende a base de divertidas
referencias cinéfilas y recogiendo la controvertida
propuesta de eliminar cualquier rastro de
tabaco en las películas.
Unos gobernantes y cabezas pensantes que
pretenden esgrimir la jolly roger, la bandera pirata,
para defender sus valores contrarios a la libertad,
a la libertad también de que el villano, el señor
Potter, proponga sus argumentos con toda lógica.
A James Stewart nunca se le hubiera ocurrido disfrazarse
de corsario para abordar el congreso. Pero
en la realidad no triunfa Stewart, sino Naylor. Una
línea de diálogo de la cinta nos da la síntesis: “Eso
es asqueroso. Es americano”. (Por Almudena Muñoz
Pérez).
El Director
Hijo del director Ivan Reitman, pasó la
mayor parte de su infancia en los sets
de rodaje o en sus alrededores, rodeado
por algunos de los seres humanos más
divertidos sobre la faz de la Tierra.
A los diez años, ya estaba haciendo
los típicos cortos con la cámara
de vídeo doméstico de su padre. Durante
su segundo año en la Universidad,
Reitman creó una pequeña empresa de
calendarios colegiales de mesa que le
reportó el dinero suficiente como para
hacer su primer cortometraje, Operation.
El corto trataba del robo de riñones y se presentó
en el Festival de Cine de Sundance en 1998.
Esto dio lugar a una serie de cortometrajes.
A principios de 2000, Reitman fichó
por la productora publicitaria, Tate
and Partners. En sus cinco años desde
que empezara a dirigir anuncios de publicidad,
ha obtenido premios en Cannes,
en el Addys, así como también el
muy codiciado One Show.
Filmografía:
- Juno (2007), director.
- Gracias por fumar (2005), guionista
y director.
- Dave, presidente por un día (1993),
actor.
- Poli de guardería (1990), actor.
- Cazafantasmas II (1989), actor.
- Los gemelos golpean dos veces (1988), actor.
Hijo del director Ivan Reitman, pasó la
mayor parte de su infancia en los sets
de rodaje o en sus alrededores, rodeado
por algunos de los seres humanos más
divertidos sobre la faz de la Tierra.
A los diez años, ya estaba haciendo
los típicos cortos con la cámara
de vídeo doméstico de su padre. Durante
su segundo año en la Universidad,
Reitman creó una pequeña empresa de
calendarios colegiales de mesa que le
reportó el dinero suficiente como para
hacer su primer cortometraje, Operation.
El corto trataba del robo de riñones y se presentó
en el Festival de Cine de Sundance en 1998.
Esto dio lugar a una serie de cortometrajes.
A principios de 2000, Reitman fichó
por la productora publicitaria, Tate
and Partners. En sus cinco años desde
que empezara a dirigir anuncios de publicidad,
ha obtenido premios en Cannes,
en el Addys, así como también el
muy codiciado One Show.
Filmografía:
- Juno (2007), director.
- Gracias por fumar (2005), guionista
y director.
- Dave, presidente por un día (1993),
actor.
- Poli de guardería (1990), actor.
- Cazafantasmas II (1989), actor.
- Los gemelos golpean dos veces (1988), actor.
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