martes, 8 de julio de 2008

EL TOPO

Ficha técnica

• Año: 1970.
• Duración: 125 mins.
• Nacionalidad: México.
• Género: Drama-terror.

Ficha artística
• Directores: Alejandro Jodorowsky.
• Guión: Alejandro Jodorowsky.
• Reparto: Alejandro Jodorowsky, Brontis Jodorowsky,
José Legarreta y Mara Lorenzio.
• Fotografía: Rafael Corkidi.
• Música: Alejandro Jodorowsky y Nacho Méndez.
• Producción: Juan López Moctezuma y Moshe Rosemberg.

Sinopsis
En un oeste simbólico, el pistolero Topo -que va con su
hijo desnudo haciendo justicia por los pueblos- se enfrenta
a una banda de fetichistas, comandada por un coronel
lascivo, que mantiene asolada a una congregación
franciscana, violando curas y ejecutando a los habitantes
del pueblo.
Tras liquidarlos, el Topo se va con una mujer a la
que salva de las violaciones, Mara, por la que deja a su
hijo abandonado. A continuación, y por solicitud de ésta,
va en busca de los cuatro Maestros del Revólver, semidioses
que habitan en el desierto, y los derrota. Abatido
sobre un puente colgante, el Topo es rescatado por un
grupo de enanos y minusválidos a quienes intenta liberar
sin éxito.

Crítica
VIOLENCIA MÍSTICA
El Topo, filme mexicano de 1970, es la película más famosa
del polifacético artista de origen chileno y ascendencia
judía Alejandro Jodorowsky. Más allá del hecho
que La montaña sagrada (1973) o Santa Sangre (1989)
nos puedan parecer mejores o no, la leyenda que rodea
a El Topo es insuperable.
La segunda película de Jodorowsky (anteriormente
dirigió el largo Fando y Lis
(1968), que provocó un disturbio en
un festival de cine mexicano) fundó
el ritual del “cine de medianoche” en
los Estados Unidos, que convocó a una
gran cantidad de espectadores para
conocer filmes de estéticas y gustos
alternativos.
El Topo, que estuvo alrededor
de un año en cartelera, dio lugar con
su resonancia comercial y mediática
al posterior descubrimiento de filmes
como Pink Flamingos (1972) de John Waters o Eraserhead
(1977) de David Lynch, así como a un fenómeno
trascendental del llamado cine de culto como The Rocky
Horror Picture Show (1975).
Esta película, que relata la historia de un mesías
pistolero que se enfrenta a villanos armados, maestros
espirituales y a toda una sociedad capitalista y esclavizante,
capturó la sensibilidad de la Contracultura norteamericana,
un movimiento que estructuraba su visión
y actitud ante el mundo en el orientalismo, el uso de
drogas y su crítica a la guerra y al materialismo.
El protagonista del filme, interpretado por el
mismo Jodorowsky, se presenta como un violento enviado
de Dios que tiene la misión de imponer justicia
con sangre. Habla como Cristo, pero a la vez practica la
meditación zen.
En su tránsito, llega a ser acompañado por una
mujer llamada Mara (el nombre de un infernal personaje
mitológico antagónico a Buda, y que se le asocia con el
placer y la pasión) que consume pastillas alucinógenas,
y termina atrapado en un mundo en el que se rinde devoción
a un símbolo conformado por un triángulo y un
ojo (justo el que podemos encontrar al reverso de los
billetes de dólar) y explota a los seres marginales. El
Topo es una alegoría de la sociedad
occidental, creada por alguien que
compartía las ideas de aquel movimiento.
La puesta en escena de El Topo
parte de una apropiación del género
western. Sin embargo, los duelos
del Topo no son los de un cowboy
en busca de tierras o dinero, sino en
pos de una iluminación espiritual.
Por ello, es un pistolero más cerca del
este que del oeste. De oriente que de
occidente. La película es, parafraseando al realizador,
más un eastern que un western. En ese sendero, la cinta
acierta en la creación de atmósferas interiores, de trance,
meditativas; que prevalecen en la primera mitad del filme, con sus desiertos inconmensurables;
sus melodías a
veces calmas y aflautadas, a
veces bizarras y turbadoras;
así como con sus personajes
oscilantes entre lo alucinatorio
y lo críptico, que poseen
muchos puntos en común
con los extravagantes seres
creados por Glauber Rocha en Dios y el Diablo en la tierra
del sol (1964). La película nos envuelve con un espacio-
tiempo que no es real, sino mental. Hace que la
veamos, la sintamos, como el propio héroe, desde su piel
casi etérea.
Como en otras cintas de Jodorowsky, la tensión
entre la carne y el alma, la materia y el espíritu,
es uno de los temas principales. El topo termina
luchando contra fantasmas que evocan a esos monstruos
poderosos que aún deambulan en Occidente, como aquel
imponente coronel que dirige a una banda de criminales.
Y es que, por un lado, El Topo cuenta la historia
de un mesías que no puede evadir las pasiones humanas
en su ruta hacia la iluminación; por otro, exhibe esos
afectos mundanos como inseparables de un mundo que
es terrenal hasta lo aberrante y repulsivo, como bien
queda reflejado en la secuencia final, en la que, invadido
por la ira hacia esa sociedad fascista en la que vive, el
protagonista desata un Apocalipsis, narrado como una
desenfrenada escena de tiroteo de algún spaghetti-western.
En efecto, la iconografía westerniana de El Topo
está más cerca de las versiones italianas del género que
de las americanas. El oscuro traje del personaje de Jodorowsky
remite sin lugar a dudas al Django de Sergio
Corbucci, así como esos villanos que ejecutan a seres
inocentes como en un juego de niños.
Lo interesante en El Topo es cómo Jodorowsky
se sirve también de la iconografía religiosa para
configurar a los representantes del mal en Occidente.
El coronel, que es el primer contrincante de El Topo,
tiene en su habitación el cuadro de una virgen y es presentado
con armonías entre litúrgicas y siniestras, mientras
que sus matones, que gustan de abusar sexualmente
de franciscanos e incluso pueden llegar al fetichismo
con prendas femeninas, pueden pasar el rato leyendo la
Biblia. En un pueblo, aparece un cura que monta milagros
para preservar la fe de los seguidores de su iglesia,
entre los que está un vaquero travestido.
El Topo exhibe la práctica de la religión en Occidente
como contradictoria, de moral doble; aunque, con
un sentido surrealista, estrambótico y negro, del humor.
Así, la película grafica dos religiones en conflicto. Esa
que el topo lleva por dentro, de rasgos principalmente
cristianos y budistas, pero propia y auténtica; y
esa que no es más que la parafernalia de un deshumanizado
y grotesco culto al poder.
La violencia justiciera del protagonista es explícita,
mostrando instantes de balazos en una sola toma,
sin el montaje característico de las secuencias de tiro en
las cintas convencionales de entonces, que primero mostraban
un encuadre del disparo y a continuación uno de
la caída de la bala en el cuerpo. La violencia de El Topo
es cruda y directa. Pero también catártica. Bajo la in-
fluencia del Teatro de la Crueldad de Antonin Artaud,
Jodorowsky se sirve de imágenes descarnadas para
alinear al espectador en una crítica furibunda hacia
una sociedad brutal, aquella que permitió la barbarie
de Estados Unidos en Vietnam y que ahora repite
el mismo salvajismo en países como Irak. No es casual
que el topo termine incendiándose como un bonzo, un
acto budista de protesta contra la opresión, que fue justamente
realizado por aquellos años ante la intervención
norteamericana en el país asiático.
El Topo, independientemente de su arraigo en
la desaparecida Contracultura norteamericana, es un
clásico porque es una película vigente. Aún tiene la
capacidad de dejarnos inmersos en una ficción encantada,
en una poesía mística y a la vez lacerante, que sigue
radiografiando la misma sociedad: la que vive a espaldas
del espíritu, la que tiene al dinero como el Dios supremo,
la que utiliza perversamente a la religión como inspiración
para la tiranía. (Por José Carlos Cabrejo).

el director JODOROWSKY, EL MAGO DE LAS MIL CARAS

Alejandro (Alexandro) Jodorowsky
Prullansky, alias Jodo o Surrealism
Master (Tocopilla (Chile), 17 de febrero
de 1929), es un artista polifacético
chileno de origen judíoucraniano.
Entre sus muchas facetas
destacan las de escritor, filósofo,
dramaturgo, actor, poeta, director
de cine, guionista de cómics, instructor
del tarot y psicomago, entre
otras cosas.
Fundó, junto a Roland Topor y Fernando Arrabal,
el Grupo Pánico. Su aportación más controvertida
es la psicomagia, una técnica que conjuga los ritos
chamánicos, el teatro y el psicoanálisis, pretendiendo
supuestamente provocar en el paciente una catarsis de
curación.
A la edad de veinticuatro años quemó sus fotografías
y se fue de Chile. Vivió veinticuatro años en
México y desde 1989 reside en Francia, país del que ha
adquirido la nacionalidad.
Actualmente, Jodorowsky
vive en Vincennes, cerca de
París, donde da clases de tarot y
conferencias sobre sus teorías (la
psicomagia y la psicogenealogía)
en el Cafe Le Téméraire del Boulevard
Daumesnil.
Su cine llama especialmente
la atención por ser impactante,
chocante, transgresor,
incluso escandalizador, con elementos
esotéricos y con una atmósfera
surrealista.
En una entrevista concedida a Premier Magazine,
Jodorowsky dijo que su próximo proyecto será
una película de gángsters llamada King Shot. Marilyn
Manson interpretará a un Papa de 300 años, y Nick
Nolte ha expresado también interés en trabajar con el
director.
En la entrevista también dijo que quería hacer
una segunda parte de El Topo, pero que no pudo obtener
el financiamiento necesario.

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