jueves, 31 de enero de 2008

Perdón por el retraso

Pidendo disculpas por el retraso en la publicacion de la encuesta, que os deja sólo un dia y medio para votar, os comentamos las propuestas de la semana:
En primer lugar tenemos "Anatomia de un asesinato", un drama judicial en torno a un crimen pasional dirigido por Otto Preminger. Seguimos con "La Huella" de Joseph L. Mankiewicz, un thriller construido sólo con una mansion y dos grandes actores (que salieron a oscar por cabeza). Y para terminar, repetimos "Promesas del Este" de David Cronenberg, pelicula ambientada en Londres sobre la mafia rusa.
Os emplazamos a votar, a contrarreloj, la peli que mas os guste.

domingo, 27 de enero de 2008

El hombre que nunca estuvo allí

Ficha técnica

• Título original: The Man Who Wasn´t There.
• Año: 2001.
• Duración: 116 mins.
• Nacionalidad: EE.UU.
• Género: Drama-Comedia-Intriga.

Ficha artística

• Director: Joel Coen.
• Guión: Joel Coen & Ethan Coen.
• Reparto: Billy Bob Thornton, Frances McDormand, Tony Shalhoub, James Gandolfini, Jon Polito, Michael Badalucco, Scarlett Johansson, Katherine Borowitz, Richard Jenkins.
• Música: Carter Burwell.
• Fotografía: Roger Deakins (B&W).
• Producción: USA Films.

Sinopsis

2001: Cannes: Mejor director/
Verano de 1949. Ed Crane (Billy Bob Thornton), es un introvertido barbero de un pueblecito al norte de California.
Infeliz con la vida rutinaria que lleva, las sospechas de infidelidad por parte de su mujer, Doris (Frances McDormand), le dan la oportunidad de iniciar un chantaje que podría ayudarle a cambiar su apática existencia.

Crítica

HIPNÓTICO Y BURLÓN
“Es Dostoievski para los fans de Hitchcock”, con esta frase trataba de definir el crítico de la cadena británica BBC la película de los hermanos Coen, El hombre que nunca estuvo allí.
Obviamente alude a la capacidad para combinar la profundidad psicológica de su personaje central con una trama de cierto aire policiaco (desencadenada por un asesinato) que acaba de forma impredecible y alegórica. Sin embargo, el filme de los Coen es también, y principalmente, una profunda reflexión en primera persona sobre los mecanismos que determinan nuestro lugar en la sociedad.
La génesis de El hombre que nunca estuvo allí se remonta a 1994, al rodaje de El gran salto. Al parecer, durante un descanso, Joel y Ethan Coen repararon en un póster en el que se exhibían distintos cortes de pelo propios de los años 40. Ambos debieron preguntarse por la persona que, metódicamente, se encargaba de aquellos cortes y, algo más tarde, decidieron plasmar su inquietud en un personaje cinematográfico: el barbero Ed Crane.
La forma de utilizarlo llegó de la mano del escritor James M. Cain, responsable de títulos como El cartero siempre llama dos veces. “En sus historias casi siempre los pringados son los héroes protagonistas, gente fracasada. Nosotros queríamos alguien así para que fuese el protagonista absoluto de nuestra historia, un tipo con una existencia absurda y banal”, afirma Joel.
Y ciertamente la existencia de Ed Crane en el pequeño pueblo de Santa Rosa (California) a finales de los años cuarenta se reduce sencillamente a cortar el pelo, un día tras otro, escondido en silencio tras la nube de humo de su cigarrillo.
Está casado con Doris, aunque ella aspira a algo mejor y le es infiel. Su amante se llama Big Dave, un fanfarrón propietario de los grandes almacenes donde ella trabaja. Ed lo sabe todo y le importa poco (“Es un país libre”) pero decide sacar tajada de la cuestión, exigiendo, a través de un anónimo, una suma de 10.000 dólares para mantener en secreto la aventura. Su intención es hacerse rico con un negocio de lavado en seco, sin embargo, nada va a ir como Ed espera y su anónimo desencadena un rocambolesco efecto dominó.
La principal controversia que ha desatado El hombre que nunca estuvo allí es su ritmo, detenido y pausado cuanto menos, que muchos han calificado como exasperante y difícilmente soportable. “Es una película de noventa minutos que dura dos horas”, afirmó el reconocido crítico francés Michael Ciment en el pasado Festival de Cannes.
Sin embargo, la cadencia que los Coen han impuesto El hombre que nunca estuvo allí ha dotado a la cinta de una calidad difícil de definir, un tono entre hipnótico y burlón, reforzado por la poderosa voz en off de Billy Bob Thornton y por la labor actores como Jon Polito o Michael Badalucco. Exactamente como el distintivo de la barbería que gira sin parar al comienzo del filme: chusco y cautivador al mismo tiempo.
Toda la película pasa hábilmente por los ojos de Ed Crane, que observa lentamente la realidad en un afán absurdo por comprender el desfile ruidoso y sin sentido que se desarrolla ante sus ojos.
La tarea de interpretar a este barbero recae sobre Billy Bob Thornton que encarna su papel a la perfección, componiendo un rostro pétreo e inescrutable que mantiene sin embargo un gesto de intensa curiosidad.
Junto a él cabe destacar la interpretación de Frances McDormand, intachable como siempre a las órdenes de su marido.
En los márgenes del filme desfilan un buen número de rostros habituales en el cine de los Coen a los que hay que sumar en esta ocasión la genial aparición de Tony Shalhoub en el papel del abogado Freddy Riedenschneider. (David Montero)

Omar Faruk

Los tan coloridos como concurridos puestos del Gran Bazar de Estambul, la capital turca, siempre desprenden música. Tradicional, rai, el top pop internacional... y, a veces, flamenco. Ni Camarón ni Paco de Lucía son extraños en ese laberinto en el que tampoco es raro que alguien pregunte por las novedades discográficas flamencas. Cuando, con apenas dieciséis años, Omar Faruk Tekbilek llegó a la capital con la intención de ser profesional de la música a sus oídos se acercaron sones que, de un modo u otro, le eran familiares. Desde entonces, "la música de Paco de Lucía está siempre en mi casa, también en mi coche la oigo, siempre tengo cintas". La afición derivó hacia un sueño: unir su música, la de tradición sufi, con la flamenca, en un ejercicio de comunicación entre los sonidos mediterráneos. Y en 'Alif' (Resistencia, 2001), con las lúcidas falsetas del guitarrista cordobés José Antonio Rodríguez, materializó su deseo. (Silvia Calado - www.flamenco-world.com/artists/omar_faruk/efaru.htm.)

Omar Faruk nace en un pequeño pueblo turco llamado Adanali. Con 15 años abandona los estudios para convertirse en músico profesional. Su aprendizaje es continuo, tanto en el terrero musical como en el religioso, y se adentra en los aires del sufismo, la faceta mística del Islam de la que se hace devoto.

Desde la adolescencia, sus trabajos y las giras por todo el mundo le han permitido descubrir la actualización de las raíces de la música turca, renovando los particulares sonidos mediterráneos de su tierra sin dejar de lado la tradición. En su carrera prima su colaboración con Brian Keane, donde Omar aporta los sonidos de flauta y percusión originarias a las bases electrónicas y sintetizadores del productor y guitarrista de jazz norteamericano.

Después de varios álbumes de gran éxito, Omar Faruk presentó en 2002 Alif. Alif es la primera letra del alfabeto árabe y letra inicial de Alá, la realización divina del amor. Alif es también el título del primer tema del álbum, una obra maestra sufí de amor devoto, del amor en todas sus formas (amor divino, amor a la vida y amor romántico). En 2005 Omar presentó The Tree of Patience (El Árbol de la Paciencia), donde ha contado con la participación de Enrique Morente, Arto Tuncboyaciyan, Ara Dinkjian, Steve Roach y Hansan Isakkut, entre otros, y recoge la esencia de la música y de la filosofía de Faruk. (sombrasdeldesierto.blogspot.com)

miércoles, 23 de enero de 2008

Con la música a otra parte

Aun con el soniquete de Mr. Cooder y los superabuelos del Buena Vista Social Club retumbando en los oidos, presentamos una semana mas la tripleta de peliculas candidatas a ser proyectadas el próximo martes.
Comenzamos con "El hombre que nunca estuvo alli", de los hermanos Coen, una comedia de un barbero de pueblo que un dia decide romper con la rutina, y de la que solo encontramos alabanzas entre las críticas. Retomamos el cine español con "El pico" de Eloy de la Iglesia, que cuenta como un comandante de la Guardia Civil ve sus convicciones desmoronarse cuando descubre que su hijo es heroinomano y este se escapa con su pistola. Por ultimo, "La linterna roja" de Zhang Yimou nos enseña el mas rancio tradicionalismo chino a traves de los ojos de una joven estudiante obligada a convertirse en la cuarta esposa de un adinerado señor.
A ver con que título nos sorprendeís esta semana. A votar que hay que ir entrenando para marzo.

lunes, 21 de enero de 2008

Ry Cooder (con Ali Farka Toure)


Los Ángeles, California, 15 de marzo de 1947, guitarrista especialmente conocido por su trabajo con la guitarra slide.

Cooder ha trabajado como músico de estudio y también ha realizado la banda sonora de muchas películas, de las que tal vez la más conocida sea Paris, Texas (Wim Wenders, 1984). En los últimos años, Cooder ha tenido un papel importante en la popularidad creciente de la música cubana gracias a su colaboración como productor en el disco Buena Vista Social Club (1997), que fue un éxito mundial. Wim Wenders dirigió en 1999 un documental sobre los músicos involucrados en el proyecto, obteniendo una nominación para los premios Oscar en 2000.

El trabajo en solitario de Cooder ha sido una mezcla ecléctica de folk, tex-mex, soul, gospel, rock y casi cualquier otro estilo. La lista de los músicos importantes con los que ha colaborado incluye a The Rolling Stones, Little Feat, The Chieftains, John Lee Hooker, Gabby Pahinui y Ali Farka Toure. También formó el supergrupo Little Village con Nick Lowe, John Hiatt y Jim Keltner.

La revista Rolling Stone ha nombrado a Ry Cooder como el octavo guitarrista más grande de todos los tiempos en su Lista de los 100 guitarristas más grandes de todos los tiempos. Inmediatamente tras él aparecían en la lista Jimmy Page (de Led Zeppelin) y Keith Richards (de The Rolling Stones). En los años 1960, Cooder enseñó a Keith Richards como tocar en la afinación abierta de sol, afinación que Richards ha usado desde entonces, incluyendola en muchas de los canciones más grandes de los Stones. (Hasta aquí, mil gracias a la Wikipedia).

Empezó a llamar la atención en los años 1960 con Captain Beefheart and the Magic Band, después de haber trabajado con Taj Mahal en The Rising Sons y de haber tocado con The Seeds.

Como curiosidad, se vió obligado por su gobierno a suspender la colaboración con músicos cubanos, ya que George W. Bush le prohibió al guitarrista volver a trabajar con músicos del país antillano y le impuso una multa de 100 mil dólares, de acuerdo con lo estipulado por el bloqueo que Estados Unidos sostiene contra Cuba hace más de cuatro décadas. Y lo llaman el país de la libertad y las oportunidades…

En el cineclub tendremos la oportunidad de escuchar el disco Talking Timbuktú (1994), que grabó con Ali Farka Touré, conocido guitarrista y cantante maliense, cuyo estilo aunaba la música tradicional de Malí con el blues.

Buena Vista Social Club


Ficha técnica

• Título original: Buena Vista Social Club.
• Año: 1999.
• Duración: 102 mins.
• Nacionalidad: Alemania-USA.
• Género: Documental.

Ficha artística

• Director: Wim Wenders.
• Guión: Wim Wenders.
• Reparto: Compay Segundo, Eliades Ochoa, Ry Cooder, Joachim Cooder, Ibrahim Ferrer, Omara Portuondo, Rubén González, Orlando “Cachaíto” López, Amadito Valdés, Manuel “Guajiro” Mirabal, Barbarito Torres, Pío Leyva, Manuel “Puntillita” Licea, Juan de Marcos González.
• Sonido: Martin Müller.
• Fotografía: Jörg Widner, Robby Müller, Lisa Rinzler.
• Producción: Ry Cooder.

Sinopsis

En 1996, el compositor, productor y guitarrista Ry Cooder viajó hasta los Estudios Egrem, en La Habana, interesado en cierta música con ritmos provenientes de África. Si bien su búsqueda resultó infructuosa, esto no le impidió conocer a un grupo de legendarios músicos cubanos que habían pasado prácticamente al olvido, cuyas edades fluctuaban entre los 60 y 70 años. El resultado fue Buena Vista Social Club, un álbum ganador de un Grammy cuyo éxito fue aclamado internacionalmente.
Filmado en 1998, este documental registra el regreso de Cooder a Cuba, ocasión en la que se reúne con el vocalista Ibrahim Ferrer y el resto de los músicos con la intención de grabar un nuevo álbum. El director de cine Wim Wenders, junto a un reducido grupo de filmación, observó a los músicos en el estudio y rastreó sus vidas en La Habana. Así se inició este documental, que registra el viaje de los ancianos desde su país natal hasta la ciudad de Ámsterdam -donde ofrecieron dos conciertos-, y que finaliza en Nueva York, con una presentación en el Carnegie Hall.

Crítica

Aunque no lo parezca, Buena vista social club es un documental muy atípico. A diferencia de casi todos los demás, que se aproximan a un fenómeno real preexistente para expresarlo cinematográficamente, el film de Wenders forma parte del fenómeno que refleja. Es más: en buena medida, lo construyó.
A ver si me explico. Buena Vista Social Club es el nombre con que se conoció, y olvidó, a un compacto grupo de integrantes de la Vieja Trova Cubana. Poco que ver con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés –o con la Nueva Trova– y mucho con el jazz. Con un jazz cantado, abolerado, tropical, romántico (estamos hablando de sones y de guaguancós), dignificado por los más eximios instrumentistas cubanos. Y cuando digo cubanos, digo universales. Lo notable, lo increíble, es que los cantores y los músicos del Buena Vista, que ya eran eximios antes de la Revolución (esta ocurrió en el ‘59), lo seguían siendo en el ‘98, cuando se realizó la película. Pero está dicho: en su tierra los habían olvidado. Y fue Ry Cooder, más que Wenders, el gringo que los redescubrió. Y los rejuntó, les aportó los medios para que cuarenta, o hasta cincuenta años después de sus “quince minutos” de fama pudieran demostrar que estos siguen siendo sus buenos, y hasta sus mejores tiempos. El proyecto Wenders-Cooder, además del film (e incluso antes), incluyó sesiones que se convirtieron en exitosísimos CDs, algunos de los cuales se vendieron por millones. Y se siguen vendiendo.
Buena Vista Social Club no va a pasar a la historia por sus méritos cinematográficos. Más allá de su atípico origen, su estructura vuelve a transitar la huella de tantísimos documentales. Hasta resulta perezosa por momentos, como cuando recurre a idénticas presentaciones para los diferentes músicos (“Me llamo Fulano, nací en tal año, tocó este instrumento...”).
Todo cambia cuando nos lleva de las modestas callecitas de La Habana vieja a los escenarios de Amsterdam o Nueva York (el “gran final” tiene lugar en el mismísimo Carnegie Hall) y, otra vez, de vuelta a “casa”. El vaivén es apropiado y nos permite convertirnos en los compañeros de ruta de esas nobles, rescatadas almas, en su viaje hacia la justa y postergada fama internacional. El film también se eleva y emociona en la medida en que registra el redescubrimiento de todos esos músicos maravillosos: Cooder habla otro idioma, viene de muy lejos y sin embargo se entiende rápida y fluidamente con los cubanos, con lo que aquello de que “la música es un lenguaje universal” viene a tener una demostración cabal, palpable. El mayor mérito de Wenders consistió en no entorpecer esa demostración con trampas publicitarias o artificios “filosóficos” como aquellos a los que nos tenía acostumbrados últimamente. También le corresponden los aciertos de un montaje mayormente ágil y unas combinaciones de tonos (color, sepias, monocromo) que comulgan con el “espíritu” de las imágenes.
Pero lo más llamativo y misterioso de Buena Vista Social Club no tiene tanto que ver con lo que hizo Wenders como director ni Cooder como productor artístico, sino con el increíble talento interpretativo de individuos que doblaron el codo de los ochenta, y aun de los noventa años. Compay Segundo, a los noventa y uno, canta como un dios de voz muy grave y, como si lo fuera, cuenta que está pensando en engendrar su sexto hijo. Rubén González, el pianista, es más pendejo... apenas si cuenta 78 abriles. Y no tiene absolutamente nada que envidiarle a Keith Jarret. A los que se suma Ibrahim Ferrer, al que alguien menta como el Nat King Cole cubano. Y por ahí le anda. (Guillermo Ravaschino).
>>> Premios: Seattle International Film Festival; New York Film Critics Circle Awards; National Board of Review, USA; Los Angeles Film Critics Association Awards; Bogey Awards, Alemania; Broadcast Film Critics Association Awards; Florida Film Critics Circle Awards; German Film Awards; Golden Camera, Alemania; Kansas City Film Critics Circle Awards; Message to Man Film Festival; National Society of Film Critics Awards, USA; Norwegian International Film Festival, entre otros.

EL DIRECTOR: WIM WENDERS

Wilhelm Wim Ernst Wenders (Düsseldorf, 14 de agosto de 1945), guionista, productor, actor y director de cine alemán.
Estudió medicina y filosofía en la universidad de Friburgo de Brisgovia y planeó convertirse en sacerdote, pero finalmente comenzó a estudiar en la Escuela de Cine y Televisión de Múnich.
De 1967 a 1970 frecuenta la Hochschule für Film und Fernsehen en Munich, pero ya en 1967 realiza su primer corto Escenario (Schauplätze). Al año siguiente hace otros tres: El mismo jugador dispara de nuevo (Same Player Shoots Again), Klappenfilm, dirigido junto a Gerhard Theuring, y Victor I. El mismo año empieza a colaborar como crítico en Filmkritk y Suddeutsche Zeitung.
Habiendo nacido en una época en la que Alemania comenzó a girar hacia la cultura estadounidense para olvidar su propio pasado, Wenders tiende a explorar en sus películas la presencia estadounidense en el inconsciente europeo, o más concretamente la americanización de la Alemania de posguerra.
Con su película El amigo americano (1977), basada en la novela El juego de Ripley, de Patricia Highsmith, Wenders obtuvo reconocimiento internacional. A partir de ese momento Wenders comenzó lo que podría denominarse su etapa más prolífica, encadenando títulos experimentales como Relámpago sobre el agua (1980) y El estado de las cosas (1982) con historias intimistas y más convencionales como París, Texas (1984), Cielo sobre Berlín (1987) o su secuela Tan lejos, tan cerca (1993) .
Su última producción es el largometraje rodado en formato digital Llamando a las puertas del cielo (2005).
Además de largometrajes, también ha tenido una importante actividad como director de cortometrajes, de documentales y de programas para la televisión, así como guionista, productor e incluso actor.

miércoles, 16 de enero de 2008

Propuestas para todos los gustos

¡Señoras y señores, con todos ustedes las tres nuevas propuestas para la siguiente semana de cineclub!
Vuelve a rondarnos "Buena vista social club" de Win Wenders, el capricho de Ry Cooder, el sentir del pueblo cubano en siete notas, o como queramos llamar a esta joyita que no defraudará a los amantes de la musica. Retrocedemos hasta 1932 para ofrecer "La parada de los monstruos" de Tod Browning, revolucionaria y moderna, en su dia, critica al culto a la belleza a traves de un circo de personajes monstruosos. Y para terminar traemos "Promesas del este", de David Cronenberg, que definiremos tomando prestada una frase: "Actualización del cine negro tradicional que presenta con naturalidad muchos de los elementos típicos –y tópicos– del género que Cronenberg recrea con tan buen pulso que da la impresión de que es la primera vez que se ven sobre una pantalla"
Ustedes deciden, señores. Nos vemos el proximo martes.

lunes, 14 de enero de 2008

Cabo San Roque

CaboSanRoque nace en el año 2001 como orquesta de sala y comedor. Seis años despues, habiendo pasado por el cuarto piso de la calle Elisabets, el tercero de la calle Ciutat, el principal de Travessera y por el agujero de Sant Llàtzer en el corazón del Raval (local de 15 m2 que más tarde se convierte en una peluqueria paquistaní), CaboSanRoque dispone por primera vez de un espacio de trabajo que le permite afrontar y hacer realidad nuevos retos y proyectos imposibles hasta ese momento. Se inaugura la França Xica como espacio abierto a la inspiración y el sudor.La trayectoria del grupo no ha sido nunca una linia recta y de hecho, cada vez hay mas desdoblamientos y linias bífidas, que cohabitan también con dobles y hasta triples personalidades. Estos desdoblamientos hacen posible que CaboSanRoque esté paseando por la escena musical, por festivales de teatro, de títeres, de robòtica, objetos, sin saber demasiado de todo ello.Después de la edición con g3g records de los dos primeros trabajos discográficos (CaboSanRoque, 2003 i França Xica, 2005), actualmente se les puede ver en directo con su montaje “La Caixeta de CaboSanRoque” y en concierto presentando su nuevo disco “Música a Màquina” (Autoeditado, 2007).

domingo, 13 de enero de 2008

Mi hermosa lavandería


Ficha técnica

• Título original: My Beautiful Laundrette.
• Año: 1985.
• Duración: 103 mins.
• Nacionalidad: Reino Unido.
• Género: Comedia dramática.

Ficha artística

• Director: Stephen Frears.
• Guión: Hanif Kureishi.
• Reparto: Daniel Day-Lewis, Roshan Seth, Saeed Jaffrey, Gordon Warnecke, Shirley Anne Field.
• Música: Stanley Myers & Ludus Tonalis.
• Fotografía: Oliver Stapleton.
• Producción: Channel Four Films / Working Title Productions.


Sinopsis

Omar, un joven inglés de origen paquistaní, empieza a dirigir la lavandería de su tío con la ayuda de un antiguo compañero de clase, Johnny, un típico hooligan inglés que no quiere trabajar y se dedica a amenazar a gente de origen no inglés, y que por ello no es enteramente aceptado, ni por los paquistaníes, ni por los suyos.
Los dos no sólo dirigirán la lavandería sino que reiniciarán su antigua amistad de cuando estudiaban en la escuela de jóvenes.
Su relación abierta los convertirá en amantes y escandalizará a todos los sectores familiares implicados. (FILMAFFINITY)

Crítica

Mi hermosa lavandería es la crónica de una ambición, la de un joven pakistaní, emigrado con toda su familia al Londres thatcheriano, donde consigue que un tío le encomiende la gestión de una vieja lavandería. Por medio estará su relación amorosa con un joven de ultraderecha, un miembro del National Front que luchaba, precisamente, por erradicar a los pakistaníes y otras etnias minoritarias del Londres de la Dama de Hierro.
Mi hermosa lavandería resultó ser un filme distinto, lúcido en sus propias insuficiencias. A destacar el impecable guión (nominado al Oscar) de Hanif Kureishi, que repetiría con Frears en Sammy y Rosie se lo montan, su segunda obra con personajes de origen oriental.
Hasta Mi hermosa lavandería, el que fuera ayudante de dirección con tótems del cine británico como Lindsay Anderson y resuelto director de ficciones televisivas, Stephen Frears, no había logrado que ninguna de sus películas traspasara las fronteras del Reino Unido. Pero al llegar a esta, su carrera dio un completo vuelco.
Los años de La Dama de Hierro, para entendernos, el periodo conocido como el “thatcherismo” no contaba en el cine con un retratista de cámara hasta que a Frears le dio por proponer en esta película un manual de usos y costumbres, vicios y faltas del conservadurismo más olvidable que azotó el Reino Unido desde la pérdida de las colonias...
La foto-fija que plantea Stephen Frears de aquellos años no puede ser más demoledora ni trufada de personajes sumidos en el desconcierto, en el caos de valores, en las incertidumbres inmediatas, en la más absoluta ausencia de soluciones ni de futuro.
La película se centra en el avatar de dos jóvenes. Uno de ellos, pakistaní, sufre como todos la presión lógica de quien vive en un opresivo ghetto; hijo de un viejo intelectual entregado a la bebida y la soledad, pasa de ser nadie a regentar un negocio de lavandería familiar.
Allí conocerá (irreconocible y fantástico, Daniel Day Lewis...) a Johnny, un joven completamente desorientado que ha coqueteado con grupos fascistas. Entre ambos, aparte de la complicidad, también surgirá el amor, en el contexto de una atmósfera limitada a una galería de personajes singulares que, cada uno a su manera, organiza su vida buscando formas de escapar a la situación que vive el país, de una languidez represiva más que preocupante.
Con diálogos picados, dobles sentidos y mucha complicidad con sus personajes, Stephen Frears pinta en Mi hermosa lavandería una realidad en la que la esperanza es una lucecita al final de un largo túnel. Una lucecita muy pequeña.

EL DIRECTOR: STEPHEN FREARS

Es uno de los más distinguidos y provocadores directores del cine británico, que se caracteriza por su aguda visión crítica sobre la vida en general y la sociedad inglesa en particular.
Nacido en una familia de orígenes religiosos judíos, su padre fue contador y su madre trabajadora social. Estudió en la Escuela Gresham y más tarde estudió Derecho en la Universidad de Cambridge, en la que finalizó sus estudios en 1963.
Empieza a trabajar en teatro como ayudante en el London Royal Court, luego como director, representando funciones como Esperando a Godot (1964).
Su carrera en el mundo del cine empieza como ayudante del director Karel Reisz en 1965, con la película Morgan, un caso clínico. También fue ayudante de Albert Finney en Charlie Bubbles (1968) y de Lindsay Anderson en If (1968).
En 1971, Stephen estrenó su primera película Detective sin licencia, casi la única para la pantalla grande en ésta década. Después se dedicó sobretodo a películas para la televisión.
Las películas de Stephen recaen en el género de comedias dramáticas de la urbe con tendencia a la sátira social, relatos con ambientes criminales o historias de intrigantes vinculaciones amorosas.
En 1985 consiguió un gran éxito y el reconocimiento internacional con la película Mi hermosa lavandería.
El interés de Stephen por personajes que desafían estereotipos sexuales y sociales continuó en sus dos siguientes películas: Ábrete de orejas (1987), la aclamada película sobre el celebrado y polémico dramaturgo inglés Joe Orton (1987), y Sammy y Rosie se lo montan (1987) la cual se centraba en las relaciones interculturales y los conflictos entre generaciones en un Londres roto por los disturbios.
En 1988 debuta en Hollywood con Las amistades peligrosas, por la que fue nominado a mejor director para los BAFTA.
Stephen ha seguido trabajando en Inglaterra en películas de poco presupuesto como la comedia dramática Café Irlandes (1994).
Este gran cineasta lleva dentro de su “repertorio” muchas películas que le dan el prestigio necesario dentro del mundo tan competitivo del cine.

FILMOGRAFÍA:
1971 : Detective sin licencia
1976 : Bloody Kids
1984 : La venganza
1985 : Mi hermosa lavandería
1987 : Ábrete de orejas
1987 : Sammy y Rose se lo montan
1988 : Las amistades peligrosas
1990 : Los timadores
1992 : Héroe por accidente
1993 : Café irlandés
1995 : Mary Reilly
1996 : La camioneta
1999 : Hi-Lo Country
2000 : Alta fidelidad
2000 : Liam
2002 : Negocios ocultos
2005 : Mrs. Henderson presenta
2006: The Queen

miércoles, 9 de enero de 2008

Aqui estamos otra vez

Despues de afrontar la entrada de año cineclubera de la mano de Jafar Panahi, y dispuestos a continuar reuniendonos cada martes tras el parón navideño, os presentamos las tres propuestas para esta segunda semana de un 2008 que se nos antoja feliz, aunque solo sea porque trae un dia gratis.

La primera es "El invisible Harvey" de Henry Koster, comedia protagonizada por James Stewart, que al parecer convierte con una genial interpretación un argumento que a primera vista podria parecer banal (un conejo invisible que sólo él ve) en una divertida pelicula. Retomamos el género documental con "Koyaanisqatsi" (reconozco que he usado copiar/pegar para poner el título) de Godfrey Reggio, que denuncia la insostenibilidad del imparable desarrollo de la sociedad de consumo, mezclando naturaleza y asfalto en una sinfonia audiovisual (recurso del que años despues beberia "Baraka"). Y la ultima propuesta es "Mi hermosa lavandería" de Stephen Frears, rocambolesca historia en clave de humor en la que una lavanderia vuelve a reunir a dos amigos del colegio (el sobrino del anterior dueño y un odioso y xenofobo hooligan).

Pues nada, apuntando bien al circulito que mas os guste y golpe certero al boton izquierdo de vuestro raton. Esta semana no teneis excusa, os hemos puesto las instrucciones y todo. No os olvidéis de ser muy felices y a votar.