lunes, 12 de mayo de 2008

El ladrón de bicicletas

Ficha técnica
• Título original: Ladri di biciclette.
• Año: 1948.
• Duración: 88 mins.
• Nacionalidad: Italia.
• Género: Drama.
Ficha artística
• Directores: Vittorio de Sica.
• Guión: Cesare Zavattini, Vittorio de Sica, Suso
Cecchi d’Amico y otros, basado en la novela de Luigi
Bartolini.
• Reparto: Lamberto Maggiorani, Enzo Staiola,
Lianella Carell, Gino Saltamerenda, Giulio Chiari,
Vittorio Antonucci.
• Fotografía: Carlo Montuori (B&W).
• Música: Alessandro Cicognini.
• Producción: P.D.S.
Sinopsis
En la Roma de la posguerra, un obrero en paro consigue
un sencillo trabajo pegando carteles a condición
de que posea una bicicleta.
Obra maestra del neorrealismo italiano, y la
más conocida de su famosa trilogía neorealista -
junto a Umberto D. y Milagro en Milán-, supuso una
película clave de la posguerra que influyó notoriamente
en muchos directores europeos.
Crítica
LA LUCHA POR LA SUPERVIVENCIA
Un hito del cine mundial y uno de los máximos exponentes
del denominado neorrealismo italiano, la
sencilla historia que se relata en Ladrón de bicicletas
deviene extraordinaria por su inmensa y conmovedora
capacidad poética humedecida en severo verismo
dramático.
La dirección de Vittorio de
Sica y el guión de Cesare Zabattini,
pareja que anteriormente ya
había realizado otra obra maestra
del género, El limpiabotas de
1946, y que realizarán posteriormente
otras películas magníficas,
entre las que se encuentran Milagro
en Milán (1951) o Umberto D
(1952), hacen que el espectador
se vea absorbido por la desesperada búsqueda de
una bicicleta, medio fundamental de trabajo y en
consecuencia de vida de un hombre y su familia , interpretado
magistralmente por Lamberto Maggiorani,
actor no profesional como es característico en este
tipo de proyectos, con la lastimera compañía de su
pequeño hijo, entablándose entre ellos una estrecha
relación llena de ternura, humor amargo y angustia
vital de dolorosas consecuencias, filtrada por una correspondencia
de miradas, caricias y rostros afligidos
entre el hijo y su padre, que al borde del abatimiento
y la desesperación, no tiene más remedio que traicionar
su sentido de la responsabilidad por el empuje
de su instinto de la supervivencia, con un desenlace
impregnado de nefasta suerte.
El llanto de un niño consecuente es el terrible
llanto de la pobreza y de la miseria, de la desigualdad
y de la penuria, que hace transformar ante sus ojos
la figura de su padre, de héroe a villano.
Maravillosamente fotografiada en un crudo
blanco y negro, casi en tono documental, Ladrón
de Bicicletas exhibe un acerado fresco de
la posguerra italiana, lleno de personajes que,
perdidos en su anonimato impregnan
sus carencias por las
pobladas y vívidas calles romanas.
Una obra maestra del séptimo
arte y una joya testimonial.
>> NEORREALISMO ITALIANO
En plena situación posfascista, de
grandes pérdidas humanas y de la
aparición de grandes masas de indigentes y desocupados,
concluida la Segunda Guerrra Mundial, hace su
aparición el neorrealismo italiano, un movimiento cinematográfico
que se encargará de rescatar las piezas
cotidianas de la realidad
italiana.
Muchos historiadores del cine sostienen
que el neorrealismo italiano fue más
que un movimiento de naturaleza histórica.
Afirman que se configuró como el
cine naciente de una nueva actitud ante la realidad,
como el arte de lo pobre y de lo austero,
como el cine donde las virtudes testimoniales resaltan.
Ladrón de bicicletas (1946) de Vittorio De Sica
es muestra de este cine nuevo, hecho de argumentos
casuales creados sobre la marcha del film, rodado en la
calles de Roma con actores no profesionales.
El neorrealismo italiano es importante para el
nuevo curso del cine europeo, que a partir de esos momentos
volverá su mirada hacia la realidad con nuevos
ojos. Las influencias no se hacen esperar en este continente
ni en otros; así, películas como Camino a Casa
(1999) de Zhang Yimou y Niños del cielo (1998) de Majid
Majidi son obras maestras con tendencias neorrealistas.
En estos films los planos generales son los que
predominan, que como en Ladrón de bicicletas se utilizan
para describir la realidad de un contexto, en todos,
por supuesto, diferente: Ladrón de bicicletas compone
una Italia destrozada con un mercado negro en aumento,
desempleados esperando un empleo y cientos
de trabajadores movilizándose en bicicletas o en buses
públicos. Todas estas películas presentan un esquema
básico. Las historias fluyen en zonas humildes y
son contadas con planos amplios y prolongados.
Los diálogos cumplen una función meramente informativa,
no son aquellos argumentos filosóficos que lanzan
los actores hollywoodenses para impresionar al público.
La realidad contada a través de estas películas ya de
por si impresiona y eso basta.
En estos films los móviles por los que se sostienen
los hechos aparecen desde el comienzo. En Ladrón
de bicicletas la primera secuencia es la del obrero que
consigue un empleo, pero al que le hacen hincapié de
la necesidad de una bicicleta para realizar la labor, sino
no podrá. Como vemos, son historias simples, lo más
cercano a un cine marginal pero con relatos muy humanos,
donde el tema del amor se hace presente en
cada momento.
De las películas del neorrealismo italiano podremos
rescatar el lado testimonial, ya que a modo de documental
se nos exponen las realidades cotidianas de
un pueblo, ciudad o país en un contexto determinado.
Por ejemplo, en Ladrón de bicicletas es una búsqueda a
un acercamiento, con toda la espontaneidad posible, y
la reflexión del caso hacia un presente, hacia el hombre
común, hacia el mundo que los rodea.
Finalmente, al tratarse de films que resaltan lo
humano son historias con altos grados de valores, que
cautivan al público y lo sorprenden, le reclaman quizá
lo que se está perdiendo en el mundo de hoy agitado
con grandes ingestas de violencia, sexo y caos. (Por
Miguel Ángel Arreátegui Rodríguez).

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