martes, 20 de mayo de 2008

Vete y vive


Ficha técnica
• Título original: Va, vis et deviens.

• Año: 2005.
• Duración: 148 mins.
• Nacionalidad: Francia.
• Género: Drama.
Ficha artística
• Director: Radu Mihaileanu.
• Guión: Radu Mihaileanu & Alain-Michel Blanc.
• Reparto: Yael Abecassis, Roschdy Zem, Moshe Agazai, Mosche Abebe, Sirak M. Sabahat, Roni Hadar,
Meki Shibru Sivan, Mimi Abonesh Kebebe.
• Música: Armand Amar.
• Fotografía: Rémy Chevrin.
• Producción: Denis Carot, Marie Masmonteil y Radu Mihaileanu.


Sinopsis
1984. Miles de refugiados africanos procedentes de veintiséis países llegan a los campamentos de Sudán. A instancias de Estados Unidos e Israel se ha puesto en marcha un vasto proyecto (Operación Moisés) para llevar a los judíos etíopes (falashas) a Israel. Una madre cristiana convence a su hijo de nueve años para que diga que es judío y así salvarle de la hambruna y de una muerte segura. El niño llega a la Tierra Prometida. Oficialmente es huérfano y le adopta una familia sefardí francesa afincada en Tel Aviv. Crece con el temor de que descubran su secreto, no es judío ni huérfano, sólo es negro. Descubrirá el amor, la cultura occidental y el judaísmo por un lado, y el racismo y la guerra en los Territorios Ocupados por otro. Se convertirá
en judío, israelí, francés y tunecino, una auténtica
torre de Babel humana. Pero nunca olvidará a su auténtica madre, la que se quedó en el campamento, y siempre soñará con encontrarla
de nuevo.


Crítica
El rumano Radu Mihaileanu ha logrado una auténtica epopeya sustentada en el amor recíproco
que una madre y su hijo se tienen, separados por las circunstancias
pero unidos íntimamente por otra realidad
más profunda e inefable. Pero es también una llamada a la tolerancia desde la injusticia cometida sobre los etíopes, unas veces no aceptados entre sus correligionarios judíos por el color de su piel o por su condición de cristianos, y otras menospre-ciados por la comunidad internacional debido a su pobreza y nulo interés socio-económico. El joven protagonista de la historia tendrá que hacer frente a su odisea particular, siempre con el pensamiento en su madre y con la esperanza de poder volver a verla. A través de una mirada llena de expresividad,
reconocemos los sentimientos de culpa del pasado, los recelos y dificultades de integración en la familia judía que le adopta, sus primeros amores
juveniles que tropiezan con prejuicios raciales, su implicación en una cultura de guerra entre las hostilidades palestinas, y una mentalidad que no alcanza a entender la ceguera de quienes no saben vivir en paz y amar: es algo que él ha aprendido prematuramente
y que ha anhelado desde niño, y algo sobre lo que no está dispuesto a renunciar cuando el entorno le invita a olvidar.
El atractivo de la historia es suficiente para atrapar al espectador,
interés que aumenta merced a un vigoroso arranque, lleno de realismo y emotividad: en la primera escena
asistimos al dolor de una madre que pierde a
su hijo entre sus brazos, a otra que renuncia al suyo de manera heroica, y contemplamos a unos personajes con un ejemplar sentido de la solidaridad. Y todo ello con una bella fotografía e imágenes de gran fuerza visual, que sirven para que el espectador
se decida a acompañar al joven Schlomo por los difíciles caminos que le esperan. Escenas
emotivas se entremezclan con otras dramáticas, para dar relieve a una vida de desarraigo pero sostenida por la esperanza,
la de alguien que lucha por no olvidarse de su origen pero que tampoco quiere renunciar a las posibilidades que se le abren.
Al original planteamiento se suman unas interpretaciones
frescas que dan autenticidad al relato, sobre todo por parte de los actores que interpretan a Schlomo en sus diferentes etapas: cada uno vive los dramas de su personaje sin histrionismos ni excesos
dulzones, y aporta toda la fuerza de la verdad
histórica y personal. Al final, resulta una película
honesta y valiente, muy humana y entrañable, que trasmite fuertes sentimientos y convicciones sin dejar de reco-ger la crudeza social y política de situaciones deplorables pero reales.
No es extraño que esta joya se llevara en el pasado
Festival de Berlín el Premio del Público, porque
sencillamente llega al espectador, siempre deseoso
de que se le muestren realidades humanas creíbles y verdaderas, de poder identificarse con los buenos sentimientos de quien se abre camino
entre las dificultades, y de descubrir mundos lejanos y ajenos que se convierten en próximos en la pantalla. Es una pena su escasa distribución
y promoción, porque los pequeños errores de guión o en el dibujo de los personajes secundarios
no quitan para que nos encontramos con una gran película que interesará a un público amplio.

El director

Radu Mihaileanu nació en Bucarest en 1958 en el seno de una familia judía en la que se habla yiddish. Su padre, Mordechaï Buchman, es comunista y periodista. Al volver de los campos de trabajo nazis, cambiará su nombre por él de Ion Mihaileanu, dándole una irreprochable
consonancia rumana. Con ese nuevo patrónimo, escribe la historia de dos jóvenes
enamorados combatiendo el régimen fascista
en la Rumania del 1940, el guión de Duminica la ora 6, primer largometraje de ese otro director
exiliado en Francia, Lucian Pintilie. A partir de 1980, Radu Mihaileana huye él también de su país bajo la dictadura de Ceaucescu. El jóven trabaja en una compañía teatral como actor, dramaturgo y director y prepara desde Bucarest su entrada en la IDHEC. Pasando por Israel, se va a Francia e integra
la escuela (hoy FEMIS). Empieza una carrera de asistente del director con Marco Ferreri (I love you ,1986 y Como sono buoni i bianchi, 1988), con el que co-firma el guión de una película producida para la televisión(Le BanquetLes saisons du plaisir,
1988), Fernando Trueba (El Sueño del mono loco, 1990), Nicole Garcia (Un week-end sur deux, 1990) y Edouard Niermans (Le retour de Casanova, 1992). Hasta la escritura y la dirección de Trahir en 1993. En 1998, El tren de la vida, su segundo largometraje
le asegura un reconocimiento internacional
(nominación en los Oscars en las categorías de mejor guión y mejor actor, premio Fipresci en Venecia, premio del público en Sundance, David di Donatello de la mejor película extranjera).
Cuando recibe en Montreal el prestigioso Gran Premio de las Américas para su prmiera película, Mihaileanu lo dedica a sus padres “cuya historia se acerca mucho a esta”, la de un escritor disidente, que, para salir de cárcel, hace un pacto con el demonio y debe a sus colaboraciones con el régimen dictatorial en el poder
de poder continuar su vida y su arte.
FILMOGRAFÍA
Como director
-1993 TRAIDOR (TRAIR)
-1998 EL TREN DE LA VIDA (TRAIN DE VIE)
-2004 VETE Y VIVE (VA,VIS ET DEVIENS)
Como guionista
-1988 LE BANQUET (Marco Ferreri) (TV) (coguionista)
-1993 TRAIDOR (coguionista)
-1995 1 ENVELOPPE POUR 2 (Coguionista)
-1995 EL TREN DE LA VIDA
(Gran Premio Canal+ al Mejor Guión)
-2000 ILE SAINT LOUIS
-2001 LES PYGMÉES DE CARLO (TV)
(con Alain-Michel Blanc)
-2002 LE CONCERT (TV)
(con Alain-Michel Blanc)
-2003 VETE Y VIVE
(con Alain-Michel Blanc)
su hijo entre sus brazos, a otra que renuncia al suyo de manera heroica, y contemplamos a unos personajes con un ejemplar sentido de la solidaridad. Y todo ello con una bella fotografía e imágenes de gran fuerza visual, que sirven para que el espectador
se decida a acompañar al joven Schlomo por los difíciles caminos que le esperan. Escenas
emotivas se entremezclan con otras dramáticas, para dar relieve a una vida de desarraigo pero sostenida por la esperanza,
la de alguien que lucha por no olvidarse de su origen pero que tampoco quiere renunciar a las posibilidades que se le abren.
Al original planteamiento se suman unas interpretaciones
frescas que dan autenticidad al relato, sobre todo por parte de los actores que interpretan a Schlomo en sus diferentes etapas: cada uno vive los dramas de su personaje sin histrionismos ni excesos
dulzones, y aporta toda la fuerza de la verdad
histórica y personal. Al final, resulta una película
honesta y valiente, muy humana y entrañable, que trasmite fuertes sentimientos y convicciones sin dejar de reco-ger la crudeza social y política de situaciones deplorables pero reales.
No es extraño que esta joya se llevara en el pasado
Festival de Berlín el Premio del Público, porque
sencillamente llega al espectador, siempre deseoso
de que se le muestren realidades humanas creíbles y verdaderas, de poder identificarse con los buenos sentimientos de quien se abre camino
entre las dificultades, y de descubrir mundos lejanos y ajenos que se convierten en próximos en la pantalla. Es una pena su escasa distribución
y promoción, porque los pequeños errores de guión o en el dibujo de los personajes secundarios
no quitan para que nos encontramos con una gran película que interesará a un público amplio.
el
director
Radu Mihaileanu

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De los mejores blogs de cine que he visto por ahí. Va a favoritos.

La dolce vita dijo...

Lo primero, mil gracias. Es todo un honor. Desconocemos tu nombre y/o procedencia, pero si por una remota casualidad eres cordobés/a, nos encantaría contar con tu presencia en las proyecciones semanales.
Este blog es sólo la cara escrita de una actividad que tiene VIDA propia.
Por eso, te envíamos la dirección de correo a la que nos puedes escribir para saber hora y días de los pases de pelis, así como cualquier otra información que desees y esté en nuestra mano facilitar.
Un saludo,