domingo, 27 de abril de 2008

Los cien pasos

Ficha técnica

• Título original: I cento passi.
• Año: 2000.
• Duración: 114 mins.
• Nacionalidad: Italia.
• Género: Drama.

Ficha artística

• Directores: Marco Tullio Giordana.
• Guión: Marco Tullio Giordana, Monica Zapelli y
Claudio Fava.
• Reparto: Luigi Lo Cascio, Tony Sperandeo, Ninni
Bruschetta, Lucia Sardo, Paolo Briguglia, Luigi Maria
Burruano.
• Fotografía: Roberto Forza.
• Producción: Titti film, RAI Cinema.

Sinopsis

Los cien pasos se basa en una historia real ocurrida
en un pequeño pueblo de Sicilia a finales de los
años setenta. En aquella atmósfera provinciana,
un joven cuya familia ha estado vinculada, de por
vida, a la mafia local, decide rebelarse y emprender
la lucha contra la corrupción y el sometimiento.
Alimentado teóricamente en sus inicios por
una izquierda que en su desunión posterior le hará
ver la necesidad de reinventar métodos de enfrentamiento,
el protagonista logra ponerse a la cabeza
de una contra generación de jóvenes no dispuesta
a seguir los rumbos genuflexos de sus padres...

Crítica

LA REBELIÓN DE UN JOVEN IDEALISTA
Lo más interesante de Los cien pasos es la convivencia
de la mafia y la izquierda en un pequeño
pueblo siciliano. Aquí, el pequeño Peppino Impastato
descubre las misteriosas
actividades de su familia, que
vive a cien pasos de un importante
capo, Tano Badalamenti.
Pasan los años, Peppino crece
(Luigi Lo Cascio) y empieza a
interesarse por la política, justo
en tiempos de revoluciones
en contra del antiguo régimen.
Entonces rompe la estabilidad
familiar y, a través de un programa
de radio, empieza a combatir a los mafiosos
del lugar. La consecuencia de la osadía fue —esto
es un caso real— el asesinato del rebelde en el año
1978.
El director Marco Tullio Giordana —responsable
de la titánica La mejor juventud— rescata
del olvido a Peppino Impastato para abordar los
mismos temas de su otra entrega (realizada posteriormente),
es decir, grietas familiares, batallas
ideológicas y la imagen de Italia como turbulento
epicentro político y social.
Como es habitual en su obra, el director
rescata también, con cierta nostalgia, las costumbres,
hechos (el asesinato de Aldo Moro) y
canciones de una época (suenan Janis Joplin y
The Animals con su versión de “House of the
rising sun”) y, por ahí, le rinde un pequeño homenaje
al cine de Francesco Rosi.
Pero la verdad es que nada hay del viejo
cine italiano. Tullio Giordana reincide en las actuaciones
demasiado teatrales e histéricas y en un tratamiento
visual más cercano a los
códigos de la televisión que a los
del séptimo arte.
En el contenido, la ausencia
absoluta de humor y una
visión ingenua frente a los movimientos
revolucionarios de
antaño tornan a la cinta en una
obra algo grave.
Los méritos de este
panfleto tienen que ver más
bien con la labor de Tullio Giordana de narrar una
historia no tan conocida que interesará a los
amantes del cine político,... y de entender la dimensión
trágica de la versión de Janis Joplin para
“Summertime” en un
final que deja un sabor
amargo.
I Cento Passi es casi un panfleto político
y una declaración de
intenciones mezclado
con una realidad
de la cultura italiana
contra la que aún
en nuestros días
pretenden luchar.
Si bien concebimos
la mafia como nos la
mostraron los cineastas americanos, en el país de
la bota es algo marcadamente diferente. Las ma-
fias no son más que familias que poco a poco han
ido acumulando dinero desde la época donde nadie
tenía ni para comer y finalmente han optado por
mantener su imperio con los mismos métodos de
antaño manteniendo los contrabandos e ilegalidades
para proteger a los suyos.
En I Cento Passi se ve la idea de Mafia
como familia, como protección y como modo
de vida como en pocas cintas. Sólo por eso ya
merece la pena el visionado de sus ciento catorce
minutos.
Ideal para revolucionarios de la vieja escuela...
(Andrés Nazarala R. y Ana Belén Pacheco).

EL DIRECTOR: Giordana, el nuevo cine italiano

Marco Tullio Giordana nació en Milán el 1
de octubre de 1950. Autor destacado del
nuevo cine italiano que sigue haciendo
gala de su talento mostrando una marcada
inclinación por la historiografía. De
Pasolini – Un delitto italiano al triunfo de
Cien pasos (I cento passi), este decidido
cineasta ha demostrado que sabe ahondar
en el clima de los años que marcaron su
formación política e intelectual: relata los
60 y los 70 con una narración en la que se mezclan
los defectos y las virtudes de su generación, sin ceder
nunca a la tentación de dejarse llevar por un
moralismo rebuscado.
Después de abandonar en 1971 la facultad
de Filosofía y Letras y marcharse a París para dedicarse
a la pintura y tras las intensas experiencias
políticas que vivió durante los años setenta, Marco
Tullio Giordana se acercó al cine, colaborando con
Roberto Faenza en Forza Italia! (1978).
Debutó en el largometraje con Maledetti, vi
amerò (1979), que presentó en el Festival de Cannes
y ganó el primer premio en Locarno: es un retrato
de la generación del 68, a medio camino entre
terrorismo y desilusión, muy acertado y cargado.
Posteriormente, firmó para Antonio Margheriti
el guión de Car Crash (1981) y volvió a la
dirección con la ambiciosa y no del todo lograda La
caduta degli angeli ribelli (1981) donde, como ya en
su obra de debut, pone de nuevo en escena unas
figuras problemáticas de terroristas.
En 1982, realizó para el festival de Salsomaggiore
el vídeo musical Young Person’s
Guide to the Orchestra, de Benjamin
Britten; dos años después, adaptó con
acierto - en dos capítulos pensados para
la pequeña pantalla - la novela Noches y
nieblas (Notti e nebbie) de Carlo Castellaneta,
que gira alrededor del personaje de
un funcionario de policía fascista que en
1944 vive en Milán el declive de la República
de Salò.
En 1987 rodó Appuntamento a Liverpool,
una confusa historia construida alrededor de la tragedia
del estadio Heysel de Bruselas; es de 1991 el
episodio La neve sul fuoco, de la película La domenica
specialmente. En 1995 rodó Pasolini, un delitto
italiano, cuestionable pero no desprovista de interés
en su formato de película-investigación.
En el año 2000, Giordana presentó al Festival
de Venecia I cento passi, que ganó el premio al
mejor guión: es una película de denuncia acerca de
la vida y la muerte de Peppino Impastato, crecido
en una cultura de supeditación a la mafia y que por
fin encuentra el valor de rebelarse, donde la pasión
civil y la intensidad dramática se combinan con una
cierta eficacia.
En 2003, con la película para la televisión La
mejor juventud (La meglio gioventù), ganó la sección
Un certain regard del Festival de Cannes: una
especie de “Heimat” italiano, construido sobre un
extraordinario guión de Sandro Petraglia y Stefano
Rulli, es seguramente su trabajo más completo y
maduro.

jueves, 24 de abril de 2008

Nuevas propuestas

Tras el baño de buen cine que nos dimos el martes, volvemos con tres nuevas propuestas. Estos son los títulos que habéis elegido: En primer lugar una producción italiana, "Los cien pasos" (Icento passi), drama sobre la mafia siciliana; en segundo lugar, "Invisibles", documental producido por Javier Bardem que consiguió el premio Goya el pasado año; y para terminar, "La boda del Monzón" (Monsoon Wedding), Comedia India que se hizo con el León de Oro en Venecia en 2001.
Ahora toca votar, y que gane la mejor!

martes, 22 de abril de 2008

Contra la pared

Ficha técnica
• Título original: Gegen Die Wand.
• Año: 2004.
• Duración: 123 mins.
• Nacionalidad: Alemania.
• Género: Drama.

Ficha artística
• Director: Fatih Akin.
• Guión: Fatih Akin.
• Reparto: Birol Ünel (Cahit), Sibel Kekilli (Sibel), Catrin Striebeck (Maren), Güven Kiraç (Seref), Meltem Cumbul (Selma), Cem Akin (Yilmaz Güner), Aysel Iscan (Birsen Güner), Demir Gökgöl (Yunus Güner), Stefan Gebelhoff (Nico), Hermann Lause (Dr. Schiller).
• Música: Klaus Maeck.
• Fotografía: Rainer Klausmann.
• Producción: Ralph Schwingel y Stefan Schubert.

Sinopsis
"Puedes acabar con tu vida sin matarte", le susurra el médico. Cahit, 40 años, temporalmente recluido en una clínica psiquiátrica después de un inten-to de suicidio, entiende la críptica frase: debe volver a empezar. Pero su alma atormentada le obliga a aho-gar su dolor en el alcohol y las drogas. Sibel, bonita, joven y turco-alemana (como Cahit), disfruta demasiado de la vida para ser una musulmana decente. Desesperada por escapar de la cárcel de su devota y conservadora familia, finge suicidarse. Pero no consigue la libertad, sino la deshonra. Sólo el matrimonio puede salvarla. Ruega a Cahit que se case con ella. Él acepta muy a pesar suyo. Quizá porque quiere salvarla o quizá porque quiere hacer algo por una vez en su vida. Comparten el piso y poco más. Ella disfruta de la libertad. Él ve esporádicamente a una medio novia. Pero el amor entra en su vida de puntillas. A medida que se enamora de Sibel, descubre la alegría, reúne fuerzas para seguir adelante. Ella sigue saliendo con otros hasta que, de pronto, también se da cuenta de que está enamorada de Cahit. Pero es, tal vez, demasiado tarde.

Crítica
por Diana Ospina Obando
El amor tiene caminos insospechados. Eso es lo que uno piensa durante los primeros minutos de Contra la pared. Allí están los dos personajes principales Sibell y Cahit recluidos en una clínica siquiátrica tras frustrados intentos de suicidio. Sibell es joven y decidida y ve en Cahit, al que la vida hace rato dejó de importarle, una vía de escape.
Ella lo reconoce en medio de los demás pacientes y decide que sólo él, ese vago alcohólico podrá rescatarla del destino amargo que vive junto a su familia. La muerte ya no es una posibilidad para ella, el matrimonio, intuye, podrá alejarla de su familia y su yugo opresor sin causarles más vergüenzas a sus padres y hermano.
Se sabe que cuando a una mujer se le mete una idea en la cabeza después es difícil hacerla cambiar de parecer. Cahit accede a tan extraña petición por diversas razones, por un lado no tiene nada que perder, qué mas da si hace tiempo es más un muerto en vida que otra cosa y por otro lado, es difícil negarse después de que Sibelll, ante su primera negativa, se corta las venas frente a él.
A Cahit ya no le importa su propia vida pero no quiere ser responsable de la muerte de esa joven muchacha. La convivencia, se supone, será un pacto de amigos. Cahit pedirá su mano de manera formal, accederá a todas las formalidades del matrimonio y ya en la fiesta vemos el proceso de trasformación que empezará a efectuarse en él cuando lo vemos festejar feliz, libre por un rato de esa amargura que se le ha metido por dentro, al lado de su nueva esposa.Las actuaciones son contundentes y el ritmo de la película se mantiene sin quiebres. Cada cierto tiempo la acción es interrumpida por la aparición de un grupo de música tradicional y que funciona como el coro de las tragedias griegas. Ese coro nos adelanta el surgimiento del amor y el inicio de la tragedia. Mientras un personaje encuentra la redención, la película nos da indicios de la trágica muerte de la anterior esposa de Cahit, otro se perderá en el frenesí de la libertad adquirida.
Nota aparte merecen las escenas de sexo en la película que, de manera significativa, muestran la evolución de los personajes y el amor del amor. El director se apoya completamente en sus dos personajes y junto con ellos recorremos caminos oscuros y dolorosos, sobre todo junto a Sibell y la drástica transformación que sufrirá. La película es triste y dolorosa…. Duele la imposibilidad del amor.
Sin embargo, sabemos que solo un amor profundo podía sanar las heridas que cargan estos dos personajes y darles la posibilidad de seguir viviendo. Tras estar "contra la pared" el amor llegó a devolverles su lugar en el mundo y otorgarles una razón para respirar por sí mismos más allá de los parámetros sociales y de los viejos dolores; no siempre se puede estar junto a aquel que se ama, no es justo pero quién dijo que la vida lo era.

miércoles, 16 de abril de 2008

Propuesta semanal

Hola chicos y chicas, esta semana os vamos a dar tiempo de sobra para votar vuestra opción preferida, que ya era hora, esperando a cambio, recibir por vuestra parte, votos y presencias que desborden nuestra capacidad de organización. Y para ello, os proponemos tres pelis bien diferentes, si no en la procedencia, sí, y bastante, en el contenido. Desde Alemania tenemos, "Contra la pared" (Gegen Die Wand) con más de un premio a nivel europeo (incluido el Oso de Oro de Berlín); y las otras dos propuestas de esta semana nos llegan desde Italia, "Una pura formalidad" (Una pura formalità), drama absorbente, con una muy buena interpretación Depardieu y de Polanski y "Paz!" Una comedia/cómic basada en cuatro historietas del dibujante Andrea Pazienza que sigue las andanzas de estudiantes y radicales durante los años 70 en Roma.

Ya veis, cine para todos los gustos.
Nuevamente quedáis emplazados a formar parte de la historia votando y sobre todo visionando con nosotros la peli que deseéis el próximo martes. Besos para todo el mundo, y gracias por estar ahí.

martes, 15 de abril de 2008

El asadito



Ficha técnica
• Año: 1999.
• Duración: 72 mins.
• Nacionalidad: Argentina.
• Género: Drama-comedia.
Ficha artística
• Director: Gustavo Postiglione.
• Guión: Gustavo Postiglione.
• Reparto: Tito Gómez, Raúl Calandra, Héctor Moli­na, Gerardo Dayub, David Edery, Carlos Resta.
• Música: Iván Tarabello.
• Fotografía: Fernando Zago.
• Producción: Gustavo Postiglione.
Sinopsis
El 30 de diciembre de 1999, un grupo de amigos se reúne en la terraza de la casa de uno de ellos. El festejo se prolonga hasta las primeras horas del último día del milenio, entre charlas sobre mujeres, fútbol, política, cine, historietas y diversos recuer­dos de sus vidas y de la relación que han manteni­do a lo largo de los años.
Crítica
El asadito es todo lo que se ha dicho por ahí, lo que varía son las proporciones. Ha sido rodada de un tirón, durante las veinte horas que unieron la tarde del 30 de diciembre de 1999 con la madru­gada del “último día” del siglo XX, y es la historia de esas mismas veinte horas. Que se consumen en el departamento “tipo casa” de Tito, próximo al centro de Rosario. Entre su patio y terraza transcu­rrirá este asado que comparten siete amigos naci­dos en aquella ciudad. Un poco por la fecha, otro poco porque hace tiempo que, viejos ami­gos como son, no coincidían en un mismo lugar (incluyendo a ese que vive en Buenos Aires y cae sin aviso), no se trata de un asado cualquiera. Tiene vi­sos, justamente, de reunión, y en cuanto tal se muestra pro­picio para evocar tiempos idos. O para ensayar, consolidar, o cuanto menos considerar, una mirada hacia el pa­sado. Un balance.
Estamos hablando de una reunión de hombres más o menos cuarentones. Y esto ya no es cualquier cosa, sino una de las cosas más sabrosas (el olor del asadito torció mis habituales metáforas) y com­plejas que puede abordar el cine argentino contem­poráneo. Porque una reunión de cuarentones sobre el filo del 2000 está casi obligada a asumir una ex­presión muy trágica. Los que tienen más o menos cuarenta en el 2000 tenían entre quince y veinte cuando la dictadura más sangrienta de la historia de este país empezó a decapitar a varias genera­ciones. Y entre otras, a la de El asadito. Cuando digo a decapitar digo a cortar cabezas, pero no sólo de un modo literal. La dictadura no fue tan torpe como asesina: quiso matar a lo mejor, descabezar a esas generaciones, y lo consiguió en buena me­dida. Los que comparten este asado no son ni lo mejor ni lo peor, son los que quedaron. Los que la dictadura nos dejó.
Tito, el Turco, Héctor, Raúl, Da­vid, Daniel y Carloncho hablan de los temas que convocan a cualquier grupo de varones desde casi siempre: coches, minas, fútbol, cine, plata... hasta política. Y sin embargo eso otro, eso de lo que hablá­bamos, ya desde el principio parece hacerse un lugarcito ahí, entre ellos. Y planea como una ausencia sobre las primeras mesas y sobreme­sas de este largo encuentro a siete voces
Es mérito de la dirección de actores que esta tensión emerja sutilmente, naturalmente, para sostenerse durante la primera mitad del relato. Más allá de unos pocos diálogos que flaquean, la credibilidad de las criaturas que no dejan de charlar ante noso­tros es notable. Con lo que nos alejamos del “costumbrismo” para acercarnos al “naturalis­mo”: reconocerse en ellas no es difícil; reconocerlas es más fácil aun. Ahora bien, al cabo de un rato de naturalismo alguien po­dría decir: muy bien, estos ti­pos son como mis amigos y yo, se nos parecen... ¿pero qué hacen en esta película? O más bien: ¿qué hace esta película con ellos?
Acá quería llegar. Ya queda dicho que a poco de empezar los planta con credibilidad y firmeza, y que los envuelve en cierto halo de tragedia que se percibe sutilmente. No es poco. Pero una vez logrado esto, no hace muchas otras cosas con ellos durante demasiado tiempo. Tito y sus invitados vuelven sobre sí mismos, se reiteran, sin que el film alcance a traducir la mayor parte de esa acu­mulación en drama. En otros términos, los 72 mi­nutos de El asadito se hacen largos. Otra cosa que hace la película viene un poco de la mano de ese rosarino doblemente aporteñado: porque vive en Buenos Aires, pero también porque su liviandad, su falta de lealtad, sus fríos “principios” aparecen algo más que subliminalmente asociados con la ca­pital de este país. Como si el Turco se hubiese con­tagiado de Buenos Aires. ¿Será un prejuicio? En el mejor de los casos resulta contradictorio con la –aventuro– mayor revelación de esta película:
los otros personajes, rosarinos de pura cepa ¡po­drían pasar perfectamente por porteños, tanto en acento como en “melancolía” y tópicos!
Guillermo Ravaschino
El director
Gustavo Postiglione

Nacido en 1963 en Rosario, bajo el signo de la dictadura militar argen­tina, ha incidido en la renovación del cine argentino. La realidad del entorno le obligó a realizar un cine de bajo coste y en tiempo record (El asadito en 24 horas), pero apostó a nuevas formas de narrativa que exigen participación activa del es­pectador.
Postiglione retrata la vida cotidiana de la gente co­mún, mostrando algunos de los males que aquejan a la sociedad argentina de hoy procurando la reflexión para descubrir una razón. En la misma clave del más joven cine argentino, su obra atiende a la atmósfera más que a la trama argumental. Lejos de las pautas del relato clásico, se dedica a describir y contemplar a sus personajes atrapados entre el tedio, la inacción y la falta de sentido, mostrando notable sensibilidad para atrapar en cada uno el momento más revelador, la palabra más significativa. Su obra explora la elasti­cidad del lenguaje cinematográfico y la multiplicidad de formas, libres del acartonamiento que otrora ca­racterizaba al cine argentino. Esta es la primera re­trospectiva que de este director se realiza en España un cine que ha pasado desapercibido por las salas comerciales europeas.

viernes, 11 de abril de 2008

Seguimos en Latinoamérica

Damas y caballeros, señores y señoras, niñas y niños, esta semana volvemos a tener la oportunidad de votar la opción preferida, eso sí, sin movernos de continente, pues vuestras propuestas mandan. Hay calidad en el cine en nuestro idioma, y eso se nota.
Así pues, como primera opción tenemos Voces inocentes, la historia de un muchacho de 11 años de El Salvador que vive atrapado entre el ejército y la guerrilla salvadoreña en los años ochenta. Le sigue Historias mínimas, en la que tres personajes en principio distintos viajan por las solitarias rutas de la patagonia austral a miles de kilómetros al sur de Buenos Aires. Y para terminar una propuesta de nuestro Oski, que nos hizo hace semanas, precisamente desde Rosario, El asadito, rodada de un tirón, durante las veinte horas que unieron la tarde del 30 de diciembre de 1999 con la madrugada del "último día" del siglo XX, y es la historia de esas mismas veinte horas. Que se consumen en el departamento "tipo casa" de Tito, próximo al centro de Rosario.
Cine en esencia, amigos. Emplazados quedáis, como cada semana.
Un saludo. Gracias por estar ahí.

domingo, 6 de abril de 2008

El baño del Papa

Ficha técnica

• Año: 2007.
• Duración: 97 mins.
• Nacionalidad: Uruguay.
• Género: Tragicomedia.

Ficha artística

• Directores: Enrique Fernández y César Charlone.
• Guión: Enrique Fernández y César Charlone.
• Reparto: César Troncoso (Beto), Virginia Méndez (Carmen), Virginia Ruiz (Silvia), Mario Silva (Valvulina), Henry de León (Nacente), José Arce (Tica), Nelson Lence (Meleyo), Rosario Dos Santos (Teresa), Alex Silva (Gordo Luna), Baltasar Burgos (capitán Álvarez).
• Música: Luciano Supervielle y gabriel Casacuberta.
• Fotografía: César Charlone.
• Producción: Elena Roux.

Sinopsis

Es el año 1988 y el Papa Juan Pablo II va a visitar Melo, Uruguay. Se calcula que 50.000 personas asistirán a verlo. Los habitantes más humildes creen que vendiéndole comida y bebida a esa multitud se harán casi ricos. Beto (César Troncoso), un contrabandista, decide construir un escusado enfrente de su casa y cobrar por su uso.

» El baño del Papa consiguió el Colón de Plata al Mejor Guión Original en la XXXIII edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. Asimismo, ha obtenido seis premios en el Festival de Gramado (Brasil), el reconocimiento a la Mejor Película en la Sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián y representó a Uruguay en los premios Oscar y en los Goya.

Crítica

Si han visto la película Bienvenido Mr Marshall o conocen El cuento de la lechera, esta es la visión agridulce del mismo tema.
Melo es un pequeño pueblo uruguayo próximo a la frontera Brasileña, que como un maná caído del cielo, va a recibir la visita del Papa Juan Pablo II, allá en el año 1988. Todo el pueblo se vuelca con la llegada del pontífice, cada cual ve la manera de hacer negocio, pues hay previsiones de que sean más de 50.000 personas las que se desplacen hasta Melo para oír las palabras del Papa. Así durante los días previos al advenimiento, cada cual echa mano de sus ahorrillos, pide préstamos o vende sus propiedades para comprar carne, con las que hacer choripanes, cocinar tartas, hacer bocatas, parrilladas de carne y montar su puesto callejero.
El protagonista de la historia se gana la vida con su bicicleta, pasando productos desde una población brasileña próxima a la frontera hasta Melo. Sus viajes no siempre salen bien, porque si quieren sortear el control fronterizo deben internarse campo a través y evitar la presencia de un patrullero local móvil, que les requisa los productos y se comporta como un cabronazo, con una fijación verbal por las minas de los contrabandistas.
El prota, en lugar de buscar el negocio en lo alimenticio como el resto de sus paisanos, tiene la brillante idea de hacer un baño, con agua corriente y cisterna, en el terreno que hay detrás de su casa, donde lo levantará con la ayuda de sus amigos y Dios (con Dios es un decir porque a esta gente la ayuda divina no le asiste), a fin de tenerlo listo para el día en que el Papa pise Melo, previa instrucción a su mujer e hija de qué decir a los turistas cuando hagan uso del mismo. Momentos hilarantes.
La escasez de medios no es problema cuando sobra talento, cuando hay una historia total entre manos, unos protagonistas que nos son tan próximos que sentimos su aliento y cuyas lágrimas pueblan nuestras mejillas sin darnos cuenta.
Son héroes los protagonistas de esta película, héroes domésticos que luchan (sin armas, sino a golpe de pedal) en el día a día para tirar hacia adelante, que a veces se encallan en su pobreza y cabecean contra la barra, buscando una salida en el alcohol, cuya impotencia no les amilana sino que les impele a seguir luchando, con una fuerza que se lleva todo a su paso. Encontrando en el sexo o en una braga roja una migaja de paraíso, un paraíso feo, grotesco, ajado y destartalado, como sus días a corto plazo, pero con esperanza, alimentada de sueños e ilusiones.
El final es tan desolador y asfixiante que la única manera de abordarlo es con la risa, con la carcajada liberadora, en ese momento mágico que sólo algunas películas logran cuando se produce el milagro consistente en hacernos “reír de tristeza”, llorar desconsolados ante una luz cegadora (la VERDAD con mayúsculas y en negrita), donde la tragedia que vislumbramos es tan intensa y de tal densidad que sólo la risa es capaz de fisurarla, con unos títulos de crédito finales donde nos cuentan que hubo casi más puestos de venta que visitantes, donde escribiendo esto, de nuevo con los ojos arrasados y una risa que me produce espamos, doy fe de haber visto una de las mejores comedias de mi vida y al mismo tiempo un dramón sin igual, porque la vida no es otra cosa que un “drama hilarante”, un masa informe y hedionda de sueños y promesas, de muros de hormigón y suelos fangosos, donde la naturaleza humana muestra la resistencia de un diamante, un caparazón a prueba de bombas, donde no hay cobijoa para el desaliento.
Como me dice mi abuela, que saliendo de La Guerra Civil Española, se encontró La Segunda Guerra Mundial en París, en esos años de guerra no teníamos tiempo para deprimirnos. Los protagonitas de esta historia tampoco tienen tiempo para deprimirse, bastante ocupados están con sobrevivir. El futuro vence cada 24 horas. (www.cuak.com)

LOS DIRECTORES: ENRIQUE FERNÁNDEZ Y CÉSAR CHARLONE

Enrique Fernández Guionista - Director
Desde principios de la década del 80 su actividad está ligada al cine. Se ha desempeñado como guionista, asistente de dirección y camarógrafo en algunos cortos de ficción y documentales, en Uruguay y en Alemania, donde trabajó cerca de cinco años.
En 1997 fue guionista de Otario, largometraje de ficción dirigido por Diego Arsuaga que fuera seleccionado en el Festival de San Sebastián. Es Profesor de Guión Cinematográfico en la Escuela de Cine del Uruguay.
El baño del Papa es su primer largometraje como director.

César Charlone Director - Director de Fotografía
Nació en Uruguay pero reside en Brasil desde hace más de 30 años. Es egresado de la Escuela de Cine de Sao Paulo. Comenzó en 1975 trabajando como fotógrafo en documentales, cortos publicitarios y largometrajes, con directores como Murillo Salles, Sergio Resende, Roberto Gervitz y Renato Tapajos.
En 1997 empezó su carrera de director en cortos publicitarios, video clips y episodios para la televisión de la serie Cidade do Homens, para los cuales también escribió el guión. Tiene una vasta experiencia en el campo de la publicidad, habiendo dirigido más de 700 comerciales para las marcas más importantes del mundo.
En 2001 se desempeñó como director de Fotografía de la película Ciudad de Dios, dirigida por Fernando Meirelles, rol por el cual obtuvo una nominación al premio Oscar y que lo convirtió en el primer uruguayo que alcanzó tal distinción.
En 2003 trabajó bajo las órdenes de Tony Scott en la película Man on fire, también junto al director neoyorquino Spike Lee en Suker Free City y nuevamente con Meirelles, en El Jardinero Fiel, labor que le valió una nominación a mejor fotografía en los premios Bafta (Inglaterra).
El baño del Papa es su primer largometraje como director.