domingo, 6 de abril de 2008

El baño del Papa

Ficha técnica

• Año: 2007.
• Duración: 97 mins.
• Nacionalidad: Uruguay.
• Género: Tragicomedia.

Ficha artística

• Directores: Enrique Fernández y César Charlone.
• Guión: Enrique Fernández y César Charlone.
• Reparto: César Troncoso (Beto), Virginia Méndez (Carmen), Virginia Ruiz (Silvia), Mario Silva (Valvulina), Henry de León (Nacente), José Arce (Tica), Nelson Lence (Meleyo), Rosario Dos Santos (Teresa), Alex Silva (Gordo Luna), Baltasar Burgos (capitán Álvarez).
• Música: Luciano Supervielle y gabriel Casacuberta.
• Fotografía: César Charlone.
• Producción: Elena Roux.

Sinopsis

Es el año 1988 y el Papa Juan Pablo II va a visitar Melo, Uruguay. Se calcula que 50.000 personas asistirán a verlo. Los habitantes más humildes creen que vendiéndole comida y bebida a esa multitud se harán casi ricos. Beto (César Troncoso), un contrabandista, decide construir un escusado enfrente de su casa y cobrar por su uso.

» El baño del Papa consiguió el Colón de Plata al Mejor Guión Original en la XXXIII edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. Asimismo, ha obtenido seis premios en el Festival de Gramado (Brasil), el reconocimiento a la Mejor Película en la Sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián y representó a Uruguay en los premios Oscar y en los Goya.

Crítica

Si han visto la película Bienvenido Mr Marshall o conocen El cuento de la lechera, esta es la visión agridulce del mismo tema.
Melo es un pequeño pueblo uruguayo próximo a la frontera Brasileña, que como un maná caído del cielo, va a recibir la visita del Papa Juan Pablo II, allá en el año 1988. Todo el pueblo se vuelca con la llegada del pontífice, cada cual ve la manera de hacer negocio, pues hay previsiones de que sean más de 50.000 personas las que se desplacen hasta Melo para oír las palabras del Papa. Así durante los días previos al advenimiento, cada cual echa mano de sus ahorrillos, pide préstamos o vende sus propiedades para comprar carne, con las que hacer choripanes, cocinar tartas, hacer bocatas, parrilladas de carne y montar su puesto callejero.
El protagonista de la historia se gana la vida con su bicicleta, pasando productos desde una población brasileña próxima a la frontera hasta Melo. Sus viajes no siempre salen bien, porque si quieren sortear el control fronterizo deben internarse campo a través y evitar la presencia de un patrullero local móvil, que les requisa los productos y se comporta como un cabronazo, con una fijación verbal por las minas de los contrabandistas.
El prota, en lugar de buscar el negocio en lo alimenticio como el resto de sus paisanos, tiene la brillante idea de hacer un baño, con agua corriente y cisterna, en el terreno que hay detrás de su casa, donde lo levantará con la ayuda de sus amigos y Dios (con Dios es un decir porque a esta gente la ayuda divina no le asiste), a fin de tenerlo listo para el día en que el Papa pise Melo, previa instrucción a su mujer e hija de qué decir a los turistas cuando hagan uso del mismo. Momentos hilarantes.
La escasez de medios no es problema cuando sobra talento, cuando hay una historia total entre manos, unos protagonistas que nos son tan próximos que sentimos su aliento y cuyas lágrimas pueblan nuestras mejillas sin darnos cuenta.
Son héroes los protagonistas de esta película, héroes domésticos que luchan (sin armas, sino a golpe de pedal) en el día a día para tirar hacia adelante, que a veces se encallan en su pobreza y cabecean contra la barra, buscando una salida en el alcohol, cuya impotencia no les amilana sino que les impele a seguir luchando, con una fuerza que se lleva todo a su paso. Encontrando en el sexo o en una braga roja una migaja de paraíso, un paraíso feo, grotesco, ajado y destartalado, como sus días a corto plazo, pero con esperanza, alimentada de sueños e ilusiones.
El final es tan desolador y asfixiante que la única manera de abordarlo es con la risa, con la carcajada liberadora, en ese momento mágico que sólo algunas películas logran cuando se produce el milagro consistente en hacernos “reír de tristeza”, llorar desconsolados ante una luz cegadora (la VERDAD con mayúsculas y en negrita), donde la tragedia que vislumbramos es tan intensa y de tal densidad que sólo la risa es capaz de fisurarla, con unos títulos de crédito finales donde nos cuentan que hubo casi más puestos de venta que visitantes, donde escribiendo esto, de nuevo con los ojos arrasados y una risa que me produce espamos, doy fe de haber visto una de las mejores comedias de mi vida y al mismo tiempo un dramón sin igual, porque la vida no es otra cosa que un “drama hilarante”, un masa informe y hedionda de sueños y promesas, de muros de hormigón y suelos fangosos, donde la naturaleza humana muestra la resistencia de un diamante, un caparazón a prueba de bombas, donde no hay cobijoa para el desaliento.
Como me dice mi abuela, que saliendo de La Guerra Civil Española, se encontró La Segunda Guerra Mundial en París, en esos años de guerra no teníamos tiempo para deprimirnos. Los protagonitas de esta historia tampoco tienen tiempo para deprimirse, bastante ocupados están con sobrevivir. El futuro vence cada 24 horas. (www.cuak.com)

LOS DIRECTORES: ENRIQUE FERNÁNDEZ Y CÉSAR CHARLONE

Enrique Fernández Guionista - Director
Desde principios de la década del 80 su actividad está ligada al cine. Se ha desempeñado como guionista, asistente de dirección y camarógrafo en algunos cortos de ficción y documentales, en Uruguay y en Alemania, donde trabajó cerca de cinco años.
En 1997 fue guionista de Otario, largometraje de ficción dirigido por Diego Arsuaga que fuera seleccionado en el Festival de San Sebastián. Es Profesor de Guión Cinematográfico en la Escuela de Cine del Uruguay.
El baño del Papa es su primer largometraje como director.

César Charlone Director - Director de Fotografía
Nació en Uruguay pero reside en Brasil desde hace más de 30 años. Es egresado de la Escuela de Cine de Sao Paulo. Comenzó en 1975 trabajando como fotógrafo en documentales, cortos publicitarios y largometrajes, con directores como Murillo Salles, Sergio Resende, Roberto Gervitz y Renato Tapajos.
En 1997 empezó su carrera de director en cortos publicitarios, video clips y episodios para la televisión de la serie Cidade do Homens, para los cuales también escribió el guión. Tiene una vasta experiencia en el campo de la publicidad, habiendo dirigido más de 700 comerciales para las marcas más importantes del mundo.
En 2001 se desempeñó como director de Fotografía de la película Ciudad de Dios, dirigida por Fernando Meirelles, rol por el cual obtuvo una nominación al premio Oscar y que lo convirtió en el primer uruguayo que alcanzó tal distinción.
En 2003 trabajó bajo las órdenes de Tony Scott en la película Man on fire, también junto al director neoyorquino Spike Lee en Suker Free City y nuevamente con Meirelles, en El Jardinero Fiel, labor que le valió una nominación a mejor fotografía en los premios Bafta (Inglaterra).
El baño del Papa es su primer largometraje como director.

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